Invito a todos los presentes a ver, si no lo han visto ya, este vídeo. Pantalla completa, calidad alta, cascos y dejar sonar su música, y adentraos en este pequeño momento de reflexión y lección de humildad:
Ahora párate a pensar, en cada uno de esos puntos. La inmensa mayoría de las estrellas que podéis ver, son enanas amarillas y mayores, por lo que nos estaremos perdiendo una gran parte de las enanas rojas, que constituyen cerca de la mitad de las estrellas de cada galaxia. Qué locura de puntitos, ¿no?
Estrellas. Montones de estrellas incandescentes compartiendo con nosotros la luz que una vez se originó en su interior, hace aproximadamente 2,5 millones de años. Es decir, cuando esos dos átomos de hidrógeno (o helio, litio y otros elementos en estrellas más viejas y masivas) se fusionaron, resultando en un par de fotones altamente energéticos, fue en una época en la que en la Tierra todavía comenzaban a caminar los primeros individuos de la familia Homo. Todavía faltaba más de medio millón de años para que comenzásemos a andar erguidos. Pero no fue hasta hace apenas unos meses, cuando esos fotones terminaron su viaje a lo largo del espacio, hasta alcanzar el telescopio Hubble para dar lugar a esta magnífica foto.
Mucha gente verá sólo puntos. Otra gente verá estrellas. Otra verá fusión nuclear, la evolución del universo, los efectos de lente gravitatoria, y las similitudes en el espectro lumínico. Pero yo veo algo más, veo historias, historias jamás contadas, y que muy probablemente jamás lleguen a serlo. Veo grandes y poderosos reyes conquistando todo a su paso. Eruditos cambiando el futuro de civilizaciones enteras. Valientes que cambiarán el curso de la historia, y otros que se quedarán a mitad de camino. Amores increíbles, anécdotas que se creerían imposibles. Pero sobretodo veo vida, mucha vida.
¿Qué historias esconderán esos puntos? ¿Habrá alguna gran civilización que haya superado los límites del espacio-tiempo, y pasado de uno a otro? ¿Habrá alguna que incluso haya llegado a visitar un gran número de ellos? ¿Se habrán encontrado con alguien más como ellos? ¿Cómo habrá sido eso? Y en este caso, ¿qué habrá sido de ellos? Las preguntas podrían seguir fluyendo como el agua de un caudaloso río tropical en época de lluvias, y ninguna de ellas hallaría una respuesta. Y muchas de ellas jamás la obtendrían incluso si pudiéramos ir ahí ahora mismo.
Luz implica oscuridad, al igual que vida implica muerte. Las historias van y vienen, y muchas desaparecen incluso delante de nuestros propios ojos. Esas historias no son menos: muchas probablemente se hayan apagado como la tenue luz de una vela en un santuario repleto; nadie lo nota, pero una pequeña luz se extingue. ¿Qué habrán hecho mal para merecerse tal indiferencia ante la inexistencia?
Y todo esto se puede aplicar a cientos de millones de puntitos de esa imagen, que sólo corresponde a una cuarta parte de la Andrómeda; una galaxia entre las más de mil millones que conocemos.
Segunda pausa:
Ahora hagamos un poco de introspectiva en nuestro caso particular... Si nos colocásemos en uno de esos puntitos, ¿cómo veríamos la Tierra desde allí? Respuesta incorrecta; ni siquiera la veríamos. Con una grandísima suerte podríamos divisar nuestro Sol, tapando con su luz todo rastro de ese planeta que llamamos hogar. Y estaríamos en el mismo lugar: si desapareciéramos de un día para otro, no notaríamos absolutamente nada desde esa posición. Nada. Simplemente, el cosmos siente una gran indiferencia por nosotros.
La genialidad y polimatía de Davinci, Newton, Gauss, Einstein y similares. Las célebres historias, desde Gilgamesh y la literatura de Homero, hasta las más novedosas y caras películas de Hollywood actuales. Alejandro magno, Julio César, Genghis Khan, Napoleón, Hernán Cortés e incluso Hitler. Las historias de amor que motivaron libros. Las canciones que hicieron bailar a millones, y las que emocionaron hasta derramar lágrimas a otros. El arte que hizo madurar a generaciones y civilizaciones enteras. Las obras faraónicas que se cobraron cientos de vidas y miles de horas de planteamiento. Las traiciones y los favores que cambiaron el curso de la historia... todo olvidado ante una pasividad y una indiferencia aplastante. Una luz tan tenue, que jamás llegó a brillar, que nadie más allá de nuestra pequeña roca echará de menos...
... Si al universo se la suda todo eso, ¿cómo crees que se siente cuando sueltas tu mierda de opinión ideológica? Intenta al menos que ésta trate de unir esfuerzos, de que sea producto de comprensión, lógica y fundamento. Que sea abierta a toda crítica, y busque siempre ser mejorada. Que busque la cooperación y nunca la separación.
Si queremos que nuestras historias perduren, y que nuestra rica cultura no muera, tratemos de entendernos. Sólo juntos, y con mucha, mucha suerte, tenemos alguna posibilidad de vencer al tiempo, y hacer que nuestra luz eclipse a cualquier otra. No somos nadie, ¿pero y si lo somos todo para el futuro?
Como decía Carl Sagan, "somos el universo conociéndose a sí mismo". Actuemos como tal, y no tratemos de destruirnos a nosotros mismos. En nuestras manos está morir ante la total indiferencia del tiempo, o convertirnos en los verdaderos dueños de nuestro futuro. Es por eso, que aunque muy pequeños, podemos ser muy grandes.
Abrid vuestra mente y dejad que la comprensión a lo ajeno sea vuestro fuerte.
“No estoy tan enamorado de mis propias opiniones que ignore lo que los demás puedan pensar acerca de ellas” - Nicolás Copérnico. Ah, hoy cumple 542 años.
Dirigido a todos esos planos de mente que no saben hacer más que repetir 100 veces el mismo argumento en los hilos de política, que no saben responder cuando les contradicen uno. Comunistas, liberales, anarquistas... no importa la ideología, importa la estupidez de la persona, con cuya actitud sólo pone su granito de arena para que esta historia que llevamos miles de años gestando, acabe olvidada.
Saludos.