El impago de las pensiones de alimentos será considerado, por vez primera en España, como violencia contra la mujer. Así lo recoge la Ley de Igualdad de hombres y mujeres del Gobierno balear, que el Parlamento regional aprobará mañana miércoles en un pleno extraordinario. Las mujeres afectadas por dichos impagos recibirán las mismas ayudas y prestaciones que las víctimas de agresiones físicas o psicológicas. La nueva norma fija cuatro formas específicas de violencia de género, en concreto, física, psicológica, económica y sexual.
Por lo que respecta a la sanciones fijadas en la nueva ley, abarcan desde los 3.000 euros hasta los 90.000 euros. Además, también se establece que las administraciones públicas no podrán contratar ni conceder ayudas a quienes hayan sido condenados por ejercer o tolerar prácticas discriminatorias.
La diputada del PSOE Silvia Cano ha destacado este martes que «en general, es una ley bastante consensuada», algo que a su juicio debe ser considerado como «un motivo de alegría y satisfacción». Por su parte, la diputada de MÉS Margalida Capellà ha recordado que gracias a la formación econacionalista la ley incluye ahora un punto que insta a las instituciones a garantizar la participación de las mujeres en las fiestas populares en igualdad de oportunidades que los hombres. Capellà ha puesto como ejemplo de discriminación actual las fiestas de San Juan en el municipio menorquín de Ciutadella.
Por su parte, las tres formaciones que en la presente legislatura se encuentran en la oposición en el Parlamento autonómico, que son el PP, Ciudadanos y Proposta per les Illes (PI), avalarán mañana la mayor parte de puntos de la nueva ley, si bien en principio está previsto que presenten también diversas enmiendas de mejora.
Básicamente ya todo es violencia contra la mujer, violencia psicológica, física, económica, telekinética, espiritual, astral, esotérica... Una vuelta de tuerca más para que los hombres sigamos siendo los esclavos económicos de alguna puta desalmada. Es curioso, para ellas la modernez, la liberación, "jiji la vida es chuli", el hombre sin embargo sigue sometido al rol tradicional de ser la mula de trabajo, el paganini que ni pincha ni corta, una cartera con patas. Que se las queden los gatos.