Hace tiempo me topé con este nombre que sería propio de algún personaje heroico de alguna novela de a saber cuándo. Sin embargo; resultó ser una persona real, de carne y hueso y no os penséis que tan alejada en el tiempo. Pese a todo y más allá del nombre, verdaderamente da para un libro o una película. Quería compartirlo con vosotros:
El caballero audaz, un periodista único.
José María Carretero Novillo (1887-1951) fue, en primer lugar, un periodista que empezó a firmar como "El caballero audaz". Ponerte un alias así te coloca en medio de una linea muy fina entre ser un pardillo y ser un grande. Pues El caballero audaz no fue un periodista cualquiera, fue un vanguardista y maestro del género interviú. Dicen los expertos que sus entrevistas destacaban por la descripción literaria del contexto en el que se daban, de recrear el ambiente y de profundizar en la personalidad del entrevistado. Defendía que la gente no quería leer como este solo respondía preguntas, quería saber quién era realmente la persona que las estaba respondiendo. A eso hay que sumarle que fue un trabajador prolífico. Publicó más de doscientas entrevistas a personajes tan importantes como: Pablo Iglesias, Alejandro Lerroux, Manuel de Falla, Valle-Inclán, Trotski, Mussolini y hasta Hitler. Esta fue la fórmula que le llevó a ser un hombre de éxito.
Todo empezó en el 31 de mayo de 1906, cuando le dieron el trabajillo de cubrir el viaje de la carroza nupcial en la boda de Alfonso XIII. Una cosita pequeña y fácil, en principio; salvo porque en ese trayecto fue donde el anarquista Mateo Morral atentó contra la realeza con una bomba camuflada de ramo de flores. Su primera primicia. De ahí, cuesta arriba.
El caballero audaz, espadachín
Trotamundos, arrogante y sin duda todo un personaje de buena complexión fisica y metro noventa de altura, parece ser que no solo era periodista si no también un espadachin reconocido por sus duelos.
La verdad es que esto no tiene nada que ver con su trayectoria profesional; pero me parece muy cómico que realmente existiese un periodista que firmase como "El caballero audaz", que midiese casi dos metros, que fuese famoso por retarse en duelo y.…lo que viene. Porque este inverosímil personaje tiene varias facetas más.
El caballero audaz, un best-seller erótico
Parecía improbable ¿no? Pero sí, el espadachín que entrevistaba a Adolf Hitler era también uno de los escritores nacionales más populares de los años veinte. Vendía millones y sus libros cruzaron fronteras traduciéndose así tanto al inglés como al francés. ¡Todo esto dentro del marco del genero erótico! Habría que examinar que tan moderno o, por el contrario, que tan machista nos resultarían hoy en día sus textos (La virgen desnuda) (La venenosa) (Una cualquiera) que hoy en día pueden encontrarse en páginas de reventa y coleccionismo, si ya nos llega a resultar anticuado y arcaico hasta el comportamiento de personajes creados por alguien instruido en el espíritu revolucionario de la CNT como es Fernando Fernán Gómez —pequeña experiencia personal—; pero hay que tener en cuenta, que pese a ello, ese tipo de escritura podía resultar algo bastante rompedor surgiendo en un país que todavía estaba apunto — y solo apunto— de salir del puritanismo cristiano —que no tardaría demasiado en llegar de vuelta—. Es decir, que aunque hoy nos pareciese terriblemente reaccionario, tal vez en su época era muy moderno.
El caballero audaz, ¿propagandista?
El protagonista de este hilo no tenía bastante con todo lo que hemos visto hasta ahora, su persona tenía que ser aún más rocambolesca y compaginaba su literatura erótica con literatura política. De esta manera el mismo autor con el que por la noche te matabas a pajas te regalaba, a la mañana siguiente, todo un análisis de la situación nacional e internacional con publicaciones como “Las responsabilidades de Lerroux” (1932), “Una republica de monárquicos” (1933) y “Horas del Madrid rojo” (1941).
José María aparece en la Wikipedia como propagandística de los sublevados y así figura en algunos artículos, sin embargo; ¿era esto así? Si uno lee su entrevista a Hitler, cuando todavía está escribiendo como llegó a encontrarse con él, podrá leer que lo que responde cuando le preguntan sobre si le interesa el que, por entonces, sería futuro Führer es lo siguiente:
“Políticamente, no. Estoy voluntariamente desterrado de España porque no me son gratas las dictaduras, por blandas que sean”— se refiere a la de Primo de Rivera—“y este hombre será un dictador de Alemania.”
Poco después votaría en contra de la monarquía española y es que El caballero audaz siempre se había proclamado liberal y republicano. Si este hombre era espadachín entonces desenvainó su espada contra todos los espectros políticos:
Durante la dictadura de Primo de Rivera publica “El jefe político (vida y milagros de un pícaro representativo de la política española)” en contra — según dicen, no voy a dármelas de saber más de lo que sé— del caciquismo que imperaba en nuestras tierras.
En julio de 1933, durante el primer gobierno de Azaña, publica el interesante “España hacia el fascismo” un análisis de como habían surgido los movimientos fascistas en Italia y en Alemania y como creía con total seguridad que España se dirigía hacia aquel peligroso camino. Esta publicación, de alguna manera, marca al autor para siempre, y en un sentido muy opuesto al que él pensaría, cuando el libro sufre de censura popular y una librería (quizá más) que lo tenía en su vitrina es apedreada por ello y los libreros de España se ven obligados a guardar “España hacia el fascismo” en el interior de sus locales. Al parecer, todo porque a los izquierdistas el titulo les hizo pensar que se trataría de propaganda tercerposicionista, y no de lo que era, todo lo contrario. Supongo que tampoco ayudó su anterior publicación “Sanjurgo, caudillo y victima” solo cuatro meses después de la Sanjurgada y que el propio Azaña denunció.
Pese a ello, al año siguiente, durante el gobierno de las derechas de la CEDA, este hombre publica “Don Juan de España” que no tuvo que ser muy amable con el posible monarca porque el gobierno censuró la publicación con bastante tenacidad y le prohibió asistir al congreso desde aquel entonces.
Cuando estalla la guerra y amigos y familiares de El caballero audaz mueren a manos del ejercito popular, aquel liberal que desde hacia unos años había visto a la ideología que defendió ir hacia unos derroteros que no le gustaban nada, ciertamente se pone a publicar la colección “La revolución de los patibularios”, una obra cada vez más cargada de denuncia contra la represión en la Madrid republicana —y quizá por ello de simpatía hacia el franquismo— que escribió y difundió camuflado para que no le reconociesen. De ahí a los bulos y derrotismo que parecía colar, según dice la Wikipedia, hay un trecho; pero no hay demasiadas fuentes sobre el tema. Huelga decir que esto es una publicación para compartir mi entusiasmo y una pequeña introducción a un personaje que me ha fascinado a priori y no un artículo histórico de investigación documentada tras leerme toda su obra.
Volviendo a la guerra civil, el motivo por el que se la podrían tener jurada en el bando popular podría ser lo que escribe de manera biográfica en “Declaración de guerra”. Se le relacionó con Calvo Sotelo:
—¿Qué había sido de él?...
¿Adónde le condujeron sus secuestradores?... ¿Qué misterio terrible entrañaba aquella desaparición.?Como respondiendo a la tácita y común pesadumbre, repiqueteó en aquel instante el timbre del teléfono, cuyo hilo había sido ya empalmado. Estaba al alcance de mi mano y empuñé el auricular. Breve, escueto y auténtico diálogo, que no olvidaré jamás:
— ¿Es la casa del señor Calvo Sotelo? — preguntó una voz opaca.— Si, señor; aquí es — respondí.
— ¿Quién está al aparato.?
— Un amigo de la casa.
— Bien — y en seguida estas palabras terribles:
— Pues haga usted el favor de comunicar a la familia, de parte del señor subsecretario de Gobernación, que en el cementerio del Este ha sido, al fin, encontrado el cadáver de don José Calvo Sotelo."
[Declaración de Guerra, 1939, pag.60]
El caballero audaz, después de la guerra
Durante el franquismo ya escribió poco, principalmente sobre la división azul, no sé si en forma de critica, de alabanza o equidistante; y parece que también tuvo algún pequeño problema de censura con sus obras pasadas. Sin embargo; reditó sus entrevistas en tres colecciones “Lo que sé por mi”, “Galería” y “El libro de los toreros” de está forma recuperó, volviendo a escribirlas, las que se perdieron durante la guerra.
Este caballero hoy es un personaje completísimamente olvidado de quien cuesta encontrar resquicios en internet más allá de la compra y venta de sus libros, en tiendas nicho de literatura antigua o segunda mano, que se encuentran con facilidad por la gigantesca tirada que tuvieron.
Puede que fuese el George Orwell español, puede que acabase siendo un predecesor de Eduardo Inda o simplemente el Hugh Hefner nacional; pero sin duda fue un personaje carismático de nuestra historia.