#36 Esa es la clave, la dificultad y el filtro. Emplear estas nuevas herramientas para la propaganda, para la concienciación, para la revolución al fin y al cabo. Y desterrar de una vez por todas vías ineficientes o incluso peligrosas, entre las que veo necesaria el partido político y el parlamentarismo. Para eso habría que comenzar a desarrollar estructuras de poder paralelas lo más alejadas del personalismo que se pueda, evitando la acumulación de cargos y poder de forma sistémica. Vamos, lo que planeaba ser podemos, pero sin quedarse en palabras y rechazando los parlamentos totalmente. Lo que reclamaban las gentes el 15-M, básicamente.
Y para eso, no vería mal comenzar con un cambio en los términos y en las descripciones, rechazando de una vez por todas y en público a los socialdemócratas como aliados. Eliminar conceptos premeditadamente difusos e inconexos como "izquierda" o "socialista". Forzosamente hay que separarse de aquellos traidores y defraudadores del obrero y ser algo diferente en toda su totalidad, mostrarse abiertamente críticos con ellos al igual que contra el resto del panorama que busca el status quo.
En esta sociedad acosada por influencias y novedades constantes, necesitas ser un soplo de aire fresco casi constante, una revolución permanente (sin troskos), la búsqueda constante de la mejora. Y, sobretodo, aplicar medidas efectivas que afecten a los más jodidos y alienados por el sistema, para eso necesariamente veo la estructura sindical como la más óptima para esto.
#39 Obviamente estas herramientas venían con veneno, es una obviedad. Pero ya son un presente y una realidad, debemos buscar la forma de emplearlas como mecanismos de propagación revolucionaria sin lugar a dudas. Respecto a lo del compañero, ya te digo que pocas cosas hay más eficaz para hacer sindicalismo que invitar a unas cervezas y unas tapas y empezar a hablar. Jamás ningún sistema de comunicaciones artificial podrá llegar a los pies de la charla cara a cara, sin medias tintas. No por nada en casi todos los trabajos se empeñan en dividir a los trabajadores en subgrupos pequeños, para evitar esta confraternación y el hermanamiento.
Lo cierto es que si supiese una fórmula mágica para subvertir el sistema, lo estaría aplicando ya. Por desgracia, mis circunstancias o mi conocimiento no da para tener dicha solución, solo para expresar mi opinión y mis ideas como el que lanza mensaje en una botella, esperanzado con que lleguen a alguien que realmente lo pueda emplear.