Era una tarde de primavera. Hacia sol, pero soplaba una brisa agradable que templaba el ambiente. Estaba sentado en una terraza, viendo el perezoso transcurrir
de una tarde de domingo. A mi lado, sentado , mi buen amigo Sebas.
Que va a ser , Sebas.
Un zumito de melocoton, que ya sabes que tengo que cuidarme.
Alzando la mano, llame al camarero y le indique el pedido : un zumito de melocoton para Sebas y un zumito de cebada para mi. Dicen que la cerveza es el nectar de los necios y buenoyo ,la verdad, nunca me consideré un tipo listo.
Y ahi empezamos a hablar de trivialidades, de cosas sin importancia que son la sustancia de toda conversacion entre dos buenos amigos que no tienen nada que contarse, porque lo saben todo el uno del otro.
Mientras mantenia la conversacion, de forma electrica, automatica, mi mente divagaba por la velada del pasado sábado.
Sebas era boxeador, boxeador ya entrado en años. Habia empezado desde joven y en su dia decian que prometia.COn franqueza, no llego a nada, salvo a ser reconocido como el mejor boxeador de la comarca por unperiodico que sólo se lee en los bares, de esa prensa local a la que le echas una ojeada mientras te tomas el cafe matutino. Pero a Sebas, en su humildad, esto le llenaba de orgullo.
Pero últimamente, yo, espectador fijo de sus combates, que no entienddo de boxeo, me daba cuenta de que el tiempo no pasa en valde para nadie, ni siquiera para la "locomotora" Sebas, como le apodaban en sus tiempos mozos.
El pasado sabado, envuelto el local en humo, toses y palabras obscenas, Sebas, como siempre, peso mosca, paticorto y de brazos largos saludaba al publico desde el ring. Todo iba como de costumbre, Sin embargo, su juego de piernas era mas lento. Su terrible gancho de izquierda ya no era tan terrible. Sus reflejos, reflejos del pasado. Su defensa, su dura jeta y su dolorido tronco. Pero alli estaba, viendolas venir, con porte argulloso, tecnicamente perfecto, dandole al pobre y mediocre contrario en cuanto podia, en cuanto su cuerpo entumecido lo permitia. Estaba claro, por los abucheos y por lo anteriormente mencionado, que era hora de que Sebas fuera dejando su sacrificada y amada pasion. Yo como amigo, tenia que decirselo. Y si no podia decirselo, al menos insinuarselo. Pero soy un cobarde, sus ojos llenos de ilusion me traban la lengua, me hacen desviar la mirada y cambiar de conversacion.
Pero Sebas no es tonto, sabe lo que la gente piensa, y el lo ignora. Lo ignora porque el se encuentra bien, porque sigue teniendo ilusion . Lo ignora porque es un tipo valiente , porque ama el boxeo.
De vuelta al lentro trancurrir de una tarde de domingo , sorprendido porque habia logrado seguir la conversacion y atraido por el olor del choricillo que nos habian puesto de tapa, vi como Sebas apuraba su zumito de melocoton.
El sabado que viene peleo de nuevo. ¿ Vendras , no?
Claro , Sebas. Alli estaré.
Asi sea