De oidas
6 de la tarde, en el trabajo. Intento ordenar papeles y cuadrar cuentas. Pero no puedo, no puedo concentrarme. Tengo un problema: se me ha estropeado el aire acondicionado de casa."Con la calor que hace... esta noche no duermo..." Concéntrate. Cuadra y ordena. Empiezo a sudar anticipadamente... pero me intento concentrar. Ya me salen los balances, va la cosa bien.
Y de repente, la luz. El fluorescente empieza a parpadear dando un aire festivo a la oficina. Me cabreo, me irrito. Llamo al técnico, Pepe, un buen amigo. "Ahora estoy allí" . Le cuelgo y vuelvo a concentrarme, ya estoy apunto de terminar el balance, ya casi cuadra. Risas de niños... No me equivoco. Hay viene Pablo con su hija Marta, de 5 años, enferma de cáncer. Su cuco pañuelito en la cabeza la delata. Me invade una ola de tristeza, de desazón. Siempre me pasa igual cuando veo a Marta... La doy un par de caramelos, le dedico una sonrisa sincera e intercambio una mirada cómplice con su padre. Gracias a Dios, parece que ya lo está superando. Pero aun le queda...
Me levanto, voy al servicio, me refresco. Vuelvo a la mesa. Ya está aqui Pepe. Le saludo. Se pone manos a la obra, yo también .De repente, suena un móvil. El de Pepe. Discute acaloradamente con alguien. Cuelga, le miro con aire interrogante. " Mi padre ¿ Sabes ? Que ya esta mayor... ahora dice que se quiere suicidar, que se va a tirar por la ventana. No le puedo dejar solo " Pero sigue a lo suyo. Termina el tajo, la luz ya no parpadea. Nos despedimos...
Y ya es la hora. Hora de irse a casa... hora de sentirse agradecido por que pasar una noche calurosa sea el mayor de mis problemas.