Hay algo en toda esta parafernalia de Mr. Wonderful y todas las memeces que vienen comercializándose en los últimos años, que me producen un profundo rechazo y pesadumbre en mi interior más racional.
No estamos obligados a vivir y a ver la vida desde una perspectiva de color de rosa, ¿por qué deberíamos?; la vida es una mierda, es un camino duro siempre regado de piedras afiladas, de cunetas a las que te puedes caer con cualquier paso en falso. ¿Por qué debería sentirme tan feliz como para ignorar que en cualquier momento puede ocurrir algo que frustre todo aquello que llevo construyendo hasta ese punto?
La vida es dura. Todos tenemos historias, tenemos problemas, tenemos sendas que recorrer (a veces muy inclinadas, llenas de grietas y trampas). Y tenemos, por tanto, derecho a sentirnos amargados, infelices, cansados, angustiados... podremos sufrir de ansiedad (y de hecho, en algún momento, casi todos la sufriremos), podremos sufrir de pena, de dolor, de incomprensión. La vida es, definitivamente, una mierda.
Por eso me molestan los mensajes de Mr. Wonderful (y similares), porque soy consciente que, muchas veces, en nuestra mano está el darle un matiz más agradable a la misma, pero muchas otras ocurren cosas que escapan completamente a nuestro control, y en esos momentos agarrar un rodillo y pintar de rosa tus paredes mentales sirve de más bien poco.
Aunque, en efecto si lo hacemos a modo de replantearnos el valor de lo que podemos vivir, desde una perspectiva relativista y racional, con los pies en el suelo, algo sí aporta. No es la solución, pero es un aliciente para ver tu alrededor y tu interior de una mejor manera, más objetiva, más útil, más productiva, más benévola contigo mismo. Sin llegar a las necedades e infantilismos de estas marcas y de todas esas personas que venden de cara a la galería las maravillas de "animarse a vivir la vida" como respuesta universal, creo que es una buena estrategia motivarse pensando "dentro de lo que hay, dentro de lo que nos ha tocado vivir, al menos, vivo, y los que quiero, viven conmigo".
Así que valoremos, teniendo en cuenta, siendo conscientes, que hay muchas personas que no tienen siquiera la oportunidad de vivir su vida. Como el padre de un amigo: Hombre joven, sano, activo, buena persona y querido. Pero le tocó. Y el resumen sería un quiste, radioterapia, un ictus, tres meses, y hasta aquí.
Así que, creo, tenemos que sentirnos afortunados de, al menos, poder vivir nuestra vida. Con todas las piedras en el camino. Con todas las perrerías que nos va a plantear en los años que estemos aquí. Pero tenemos que ser conscientes que se nos ha concedido una oportunidad de hacer algo con el tiempo que tenemos, y en honor a los que se les acaba antes de lo que debería, creo que estamos en la obligación de hacer algo útil, por nosotros, por los que queremos, por la sociedad.
Para complementar esta reflexión (de mierdecilla) me gustaría presentaros un video que me encontré hace tiempo. Una vida que un cáncer se llevó casi antes de que pudiera empezar a disfrutarla. Quizás os sople los cojones o quizás lloréis, pero en todo caso creo que este video ayuda a valorar un poquito más el regalo que tenemos entre las manos. Por favor, sed felices en la medida de lo posible. Todos pasamos y pasaremos malas rachas en la vida, pero salvo la muerte, todo o casi todo tiene solución.
Un abrazo a los que lo estéis pasando o lo hayáis pasado mal en algún momento.