OCEANO.
Le diría,
Ya no voy a ocuparme de asuntos que no me atañen
he descuidado de mi encarnación lo sencillo.
¿Por qué matarme por una teoría del gesto?
Ahí fuera alumbran los caminos con refranes.
Le diría,
sé que la verdad es movimiento
sé que la mentira es cuando paramos.
Que la gente prefiere los verbos merecer y descubrir
antes de la verdad
cuando es mejor inventar.
Que he tenido que acudir a las filas del sentido
un simplón.
Luchar la guerra solitaria
en las trincheras de la introspección
con las inútiles armas del pensamiento.
Le diría muchas cosas a Dios
pero sería como hablarle a un padre.
Y yo no tengo padre.
Deambulo los trillados pasillos del poema
por las terapias del vagabundo,
¡Qué estériles han sido las intentonas!
Pero todas pagadas de mi bolsillo.
Lejano está el no ser. Inasible.
Estoy cansado de ocuparme de cosas que no me incumben
con mis análisis de 60.000 martillazos por día.
Le diría
¿quieres que me pare en tu mirador a
comerme unos rosquetes mientras
el sol se pone sobre Jardina?.