Me quedo un rato a 3 alumnas de FPB que habían protagonizado un altercado en clase y así se las quito de enmedio a la profe para que pueda reanudar la clase.
Las calmo y analizamos la situación que les había llevado a la conducta disruptiva y se dan cuenta de qué habían hecho mal y cómo se les había ido de las manos. Hasta aquí, el pan nuestro de cada día en cualquier insti. Nada fuera de lo normal.
Hasta que, ya más relajadas, después de acordar que pedirían disculpas a la profe, empiezan a contarme sus cosas. Sí, si les escuchas, te cuentan sus movidas.
Y es aquí cuando me he quedado turuleca total:
Niña 1: "estoy depresiva, maestra, porque mi novio me ha dejado (ella 15 años, él, 13) y creo que es porque me hago respetar (sic) porque no he dejado que me toque"
Asiento y sigo a la escucha:
La conversación sigue con fotos del chaval en cuestión y anécdotas variopintas de las 3 hasta que niña 1 dice: "maestra, es que me quería mucho, me controlaba el insta, el WhatsApp, el tiktok y yo estaba feliz. No me dejaba salir si no iba él, fíjate si me quería"
"A veces me pegaba, pero cuando se ponía nervioso" Recuerdo aquí que él tiene 13 años y ella 15.
Me quedo ojiplática y le digo: "¿no me dijiste antes que te había dejado porque te hacías respetar? ¿Qué respeto hay en controlarte y PEGARTE?
Niñas 2 y 3 a coro: "pues, maestra, que en todo el tiempo no quiso hacer nada con él" Más ojiplática yo. O sea que pegar y controlar, bien. ¿No tiene nada que ver con el respeto para vosotras?
Niña 2: "maestra, los niños de hoy, la mayoría, pegan a sus novias".
Y ha tocado el recreo y han salido tranquilas y contentas al patio. Y aquí estoy yo dándole vueltas a la conversación desde entonces pensando en todo lo que falla en esta situación. En todo lo que nos queda y lo difícil que resulta hacer algo desde la escuela.
Fuente: https://twitter.com/maricruzsalced1/status/1501615496826867719?s=20&t=P3E4df0peI7H6hIso34qaQ