El ego es una construcción mental que es el resultado de la evolución de la conciencia desde un estado primitivo del ser hasta un estado más iluminado. Este constructo mental es un constructo en el sentido de que ha sido creado a partir de los contenidos de la mente que hemos acumulado a lo largo de nuestra evolución y el ego es la suma total de los contenidos de la mente. El ego es el resultado de todos nuestros pensamientos, sentimientos, deseos, creencias, recuerdos, asociaciones, etc.
El ego no es sólo el pequeño yo en nosotros con el que nos identificamos, es también la parte no iluminada de la mente que incluye todos los contenidos que aún no hemos llegado a aceptar en nuestro proceso de autorrealización. La parte iluminada de la mente es el Yo intuitivo.
El ego es lo contrario del Ser. Es una entidad evolucionaria, que no posee ningún tipo de permanencia ni estabilidad, que se puede transformar a voluntad y que no tiene ni principio ni fin. El ego es la parte de la conciencia que es efímera, que se vuelve y que se transforma. A medida que el ego se transforma, se vuelve una persona diferente, un nuevo ser. Cuando el ego evoluciona, evoluciona el Yo intuitivo, que es la parte que posee la estabilidad y la no transformabilidad.