Leo en el blog Drogoteca (http://drogoteca.blogspot.com) una interesante historia sobre Benjamin Rush, considerado uno de los Padres Fundadores de Estados Unidos, que jugó un papel muy importante en la psiquiatría de su época. Aquí lo dejo para el que guste de leerlo:
Posiblemente uno de los más grandes errores que la sociedad actual ha asumido como cierto, y que hace muy difícil que se pueda razonar de forma conjunta sobre las drogas, y alcanzar consensos basados en la lógica, es la idea de que las sustancias -o al menos algunas de ellas- poseen propiedades morales. Y más allá, son capaces de secuestrar la voluntad de quién las tome.
Ninguna de nuestras culturas "madre" como pueden ser griegos o romanos, jamás inculcó nada en sus enseñanzas en este sentido. Al contrario, si algo hicieron fue dejar claro que un fármaco era una sustancia que podía "curar o matar" -que sería la carga semántica del termino "pharmakon"- y que como en otras tantas cosas, todo dependía del uso que se hiciera de la misma.
Si buscamos el origen de ese error de base, que parece tatuado en la tabla de axiomas que maneja la mayoría de la gente, nos tendríamos que remontar a la época del siglo XVIII, donde se gestaron las peligrosas Movimientos para la Templanza y que son el origen de los actuales prohibicionistas.
En aquella época, y en asociación con las diferentes iglesias, se inició el desarrollo de dos ideas. La primera que el alcohol era desagradable ante los ojos de Dios, cuando no estaba transmutado en la sangre de Cristo, y por lo tanto, le daba a los ministros de estas confesiones una vía para prohibir el único embriagante totalmente lícito que había sobrevivido al cristianismo, y a los estados para gravarlo con suculentos impuestos.
La segunda, y de consecuencias mucho más graves que llegan hasta nuestros días, es que el ser humano perdía la voluntad al exponerse al alcohol. Sobre esta segunda idea, que aún la podemos ver de forma aberrante como cuando en un juicio se le rebaja la pena a un asesino por hallarse bajo los efectos del alcohol (u otras drogas), se ha basado el grueso de la argumentación prohibicionista, que de una forma u otra ha ido dibujando a lo largo del tiempo a honrados padres de familia o futuras amas de casa, convertidos en esclavos de una sustancia, bien por una supuesta adicción o bien por sus supuestos devastadores efectos sobre la psique de la persona.
Benjamin Rush nació en el año 1745, en los USA. Se le considera una de las grandes figuras históricas del país, uno de los llamados "Padres Fundadores" y además es uno de los firmantes de la Declaración de Independencia. Su rostro se puede ver en la insignia de la Asociación Psiquiátrica Americana, ya que se le considera el padre de la psiquiatría en ese país, y es además el responsable de acuñar el término "adicción" como hoy lo conocemos, y cuya única cura, era por supuesto la total abstinencia.
También acuñó dos nuevos términos médicos relativos a la moral: micronomia y anomia. Uno implicaba una moral reducida y el otro la ausencia total de moral.
Actualmente "anomia" tiene otro significado completamente distinto.
Cuando se busca información sobre él, parece que estuviéramos ante un genio bondadoso y adelantado a su tiempo. Todo lo que le rodea parecen ser parabienes. Aunque en su historia encontremos cosas como que era alguien contrario a la esclavitud de los negros, y que no los consideraba una raza inferior. Para él simplemente eran personas enfermas, afectadas de una enfermedad llamada "negrismo", cuya cura se conseguía al volver su piel blanca.
Pero mientras no estuvieran "curados", no se debía de tener contacto con ellos ni descendencia conjunta para no propagar la "enfermedad".
Fue uno de las personas que más hizo por darle poder a la clase psiquiátrica, siendo un completo entusiasta y defensor de los internamientos forzosos de personas en centros para su tratamiento mental. Lo fue tanto, que internó contra su voluntad a uno de sus hijos durante 27 años, y no se sabe si habría sido más gracias a su muerte y puesta en libertad de su hijo.
¡¡27 años en una institución para desórdenes mentales!! Poco eficiente era el tratamiento en vista de los resultados, o tal vez sea uno de los primeros casos en la historia en la que un médico se vale de su poder para deshacerse de alguien molesto.
También fue un apasionado defensor y practicante de la llamada "medicina heróica". Este nombre lo recibe no por su praxis médica, sino por el valor que suponía para el paciente someterse a ella. Se piensa que ese termino se uso por primera vez a principios del siglo XX para referirse a las salvajadas que durante los años de 1780 a 1850, la llamada "Era de la Medicina Heroica", algunos practicaban de forma agresiva con sangrías (extracciones enormes o continuas de sangre), estimulación del vomito mediante tóxicos, provocar mediante calor sudores masivos, purgas intestinales, etc.
Uno de esos pacientes heroicos fue George Washington, que murió tras caer en shock provocado por una sangría, junto con un cuadro de deshidratación.
Sus ideas le llevaron a casarse cuando tenía 29 años, con una niña de 16, de nombre Julia. Pero aunque pregonaba la abstinencia como virtud en varios aspectos, su mujer tuvo 13 hijos, más algunos que fallaron por el camino.
Era desde luego, una persona altamente reconocida (consejero del gobierno en materia de salud) y no un vendedor ambulante de remedios caseros. Y, por desgracia, muchas de sus aportaciones siguen estando vigentes a día de hoy en la mentalidad de muchos profesionales de la salud y responsables políticos en materia de drogas. Especialmente la idea de que el alcohol era el responsable de los actos de quienes lo bebían, carentes de voluntad y juicio, habiéndose convertido en una de las fuentes de donde beben prohibicionistas de todo el mundo.
Y de acuerdo con estas ideas, en una de sus obras más relevantes - "An inquiry into the effects of spirituous liquors on the human body"- incluyó lo que llamó "Termómetro Físico y Moral" para que todo el mundo conociera las consecuencias de beber alcohol, según cada tipo de bebida.
El termómetro de Rush oscila desde +70 hasta -70, y advierte sin ambages de qué es lo que ocurre con cada pócima que bebemos.
Con +70 se encuentra el agua, cuyo consumo aporta "riqueza y salud".
En +60 está la leche aguada, vaya usted a saber porque hay que aguarla para que sea saludable.
En el +50 aparece la "cerveza clara", que no supera los 2'5º de alcohol, y que según los médicos usanos de la época era una bebida con la que uno no se podía emborrachar.
Moralmente en esta zona de bebidas podemos esperar: "serenidad de espíritu, buena reputación, larga vida y felicidad".
Sería curioso que el prohibicionista de Rush, encontrase que las leyes de nuestro país hoy día no le permitirían decir esas cosas de una bebida alcohólica. ¡¡Lo que ha avanzado el prohibicionismo!!
Con +40 tenemos a la sidra, con +30 el vino (en el que no establece diferencias), con +20 la cerveza negra típicamente irlandesa y con +10 las cervezas fuertes (en teoría más fuertes que el vino).
De este grupo se nos advierte que su consumo ha de ser en pequeñas cantidades y con las comidas, y si nos mantenemos en ese margen, moralmente obtendremos "alegría, fuerza y energía".
Y llegamos a la barrera de los puntos positivos, de lo saludable y moralmente correcto.
A partir de aquí Rush deja claro lo que no hay que tocar.
El primer negativo es un -10 para los ponches, esa bebida que al parecer en los USA cada cual hacía de una manera y era una especie de sangría con frutas y licores. El peligro que acecha a los bebedores de ponche es "la holgazanería, la enfermedad y las deudas". Ya me imagino en el año 1790 a un depravado bebedor de ponche que tiene que vender sus tierras para poder seguir pagándose el vicio.
En el -20, el termómetro sitúa a un par de bebidas llamadas "Toddy y Egg Rum", hechas con whisky o ron, azúcar, huevo, etc., y que solían beberse calientes. Esto llevaba a que el consumidor le diera por "el juego, la irritación, y ser pendenciero", y en exceso produce a la mañana siguiente "temblor de manos, vómitos y abotargamiento". Y todo esto tiene un probable desenlace: la cárcel.
¡Ni más ni menos! Da miedo, ¿eh?
Hay una bebida llamada "Grog", que es un brandy aguado, que tiene -30 puntos.
Consumirlo nos lleva directamente a "pelear", los síntomas del que lo bebe son "ojos hinchados y nariz y cara enrojecidas", pero el castigo en este caso es menor que en el anterior, se limita a tener los ojos morados y ojeras.
No se como veían la cárcel en aquella época, pero a la vista de estas advertencias, yo me pasaría de la droga del -20 a la del -30 sin dudarlo.
En los -40 negativos tenemos dos bebidas llamadas "Flip y Shrub".
El Flip es una mezcla de whisky, brandy y oporto o jerez con azúcar y huevo batido.
Y el Shrub es el nombre que le daban a lo que aquí se conoce como Limoncello, típico de Italia, que es un aguardiente con sabor a limón y dulce.
El efecto de estas dos bebidas es de lo más sorprendente, sobre todo pensando que esto sale de boca de un científico de máximo prestigio en su época. Si las bebes, "te crearán afición a las carreras de caballos", las consecuencias serán "piernas doloridas e hinchadas" y lo más probable es que el castigo sea "acabar en algún hospital o asilo".
Teniendo en cuenta el gusto de este hombre por meter gente en hospitales contra su voluntad -¿Qué haría su hijo para que le internase 27 años?- y las cosas que allí hacía, prefiero la cárcel.
Llegando a los -50 tenemos las "bebidas amargas mezcladas con licores o tónicos". Los vicios que crean las de esta categoría son "la mentira y la blasfemia" y provocaran en el consumidor "ictericia".
No hay quién le comprenda, no le gustan las bebidas dulces, tampoco las amargas, y ahora incluye a los tónicos.
Y ya en los -60 y -70 están los que toman "copitas de brandy, ginebra y ron por la mañana y por la tarde, o peor aun, día y noche".
Beber estos licores te mete de lleno en la delincuencia ya que provocan "robo, estafa, perjurio, allanamiento de morada, y asesinato".
¡Asesinato! Lo demás son menudencias... ¿cómo iban a permitir la venta de este tipo de drogas, que incitan a matar entre otras cosas?
Ademas, al consumidor le provocan "dolores y picor en las manos y en los pies, hidropesía, epilepsia, melancolía, parálisis, apoplejía, locura y desesperación".
¿Hay algo que no esté en la lista? ¿Que clase de masoquista bebería algo así?
Evidentemente, para esta categoría solo hay un par de castigos a su altura: "cadena perpetua y pena de muerte en la horca".
Eso sí, aunque se le hacía caso en todo esto, esas bebidas que provocaban asesinatos y locura, no fueron prohibidas. Sólo pasaron a ser una jugosa forma de recaudar dinero al gravarlas con impuestos, en teoría para evitar su consumo.
Esto es básicamente el termómetro moral y físico de Rush, que fue el ingeniero prohibicionista más eficaz que parece haber tenido la historia con nombre propio y apellidos.
Pero hay en su curriculum una curiosidad a pesar de todo esto que ahora nos suena tan surrealista como triste.
Recomendaba y recetaba opio turco contra el nerviosismo. Y eso no le planteaba ningún problema, tanto que iba incluido en el equipaje y botiquín de los soldados de los Cuerpos de Descubridores que tenían que llegar a la costa del Pacífico norteamericano. Opio turco, y vino...medicinal.
Para terminar con esta entrada, copio unas palabras de Stuart Walton sobre este asunto, de su libro "Colocados", y que ilustran bien las consecuencias de este tipo de pensamiento hasta hoy día.
"De este modelo de comportamiento alcohólico -el paradigma de la pendiente resbaladiza- se han servido los prohibicionistas durante los dos siglos transcurridos desde que se publicó el tratado de Rush. Aunque el modelo ha fracasado ampliamente en el terreno del alcohol desde la perdida de credibilidad del proyecto de la templanza, sí ha sido aparatosamente aireado cada vez que se han defendido las leyes antidroga en los últimos cien años. Empieza con el cannabis y pronto pasarás a los estimulantes y a los opiáceos adictivos, deslizándote por una cuesta que lleva de fumar a picarse en lavabos públicos pasando por esnifar, todo ello acompañado de aterradoras historias sobre amigos enloquecidos, familias rotas, delincuencia callejera y dudosa higiene personal."
Se puede decir más alto, pero no más claro.
¿Qué te ha parecido el "termómetro de Rush"? ¿Grotesco, surrealista, demencial?
Cuando se leen estas cosas que grandes eminencias decían y hacían hace más de 200 años puede dar la risa, pero no creo que la reacción sea muy diferente a la que tendrán nuestros tataranietos cuando lean lo que durante este siglo pasado y este presente se está haciendo desde los gobiernos en materia de drogas.
Porque ya veis: de aquellos polvos... estos lodos.
http://drogoteca.blogspot.com/2007/07/el-termometro-moral-de-rush-de-aquellos.html