#63 la izquierda es y quiere ser analfabeta en términos económicos, porque es la única manera de mantenerse en el mundo ideal en el que viven, pero que absolutamente nada tiene que ver con el mundo real.
Hay 2 maneras de organizar el trabajo por cuenta ajena. La primera manera es la esclavitud. Tu no eliges si trabajas o no, por lo que sea eres esclavo y es lo que hay, eres propiedad de alguien, incluso puedes tener derecho a X o Y. Trabajas, a cambio de comida y techo. Esta es la primera manera, que ha sido norma hasta hace relativamente pocos siglos. La segunda manera, es el trabajo voluntario, tu trabajas para un empresario (artículado mediante una entidad legal, o como sea), y el empresario te da un salario. Tu puedes elegir si quieres o no trabajar (otra cosa es que tengas o no la capacidad económica para hacerlo como quisieras), y el emresario decide si quiere o no contratarte.
En el momento en que hay 2 partes, una que presta un servicio de manera semi-voluntaria y otra que lo compra de manera semi-voluntaria (digo "semi-voluntaria" porque ni el empresario le apetece gastar dinero que de otra manera iría a su cuenta de resultados, ni el trabajador trabaja por hobby en el 99% de los casos), estamos ante un mercadeo. Esto es así. Puede gusar más o menos, parecer más o menos deseable, pero las cosas son lo que son, no lo que nos gustaría que fueran. Deseo vs realidad. Y es aquí donde falla la izquierda, es incapaz de salir de su mundo onírico para aterrizar en la realidad, y mirar las cosas como son.
Porque una vez que entiendes que el trabajo es un servicio en un mercado, entiendes que, como en cualquier mercado que haya existido nunca y que exista jamás, manda la oferta y la demanda. Y no se puede evitar, porque es parte de la naturaleza humana. Lo puedes hacer legal, o ilegal. Cuando lo haces legal todo tiende a salir bien para todos, y cuando lo haces ilegal, como en la URSS, surge el mercado negro y el estraperlo. Pero no se puede huir de la oferta, y la demanda. Sobretodo no se puede huir de la demanda. El empresario demanda trabajo, y el trabajador demanda dinero; el trabajador ofrece trabajo y el empleador ofrece dinero. Ambos son parte de ambas partes de la ecuación.
En el momento que se acepta la realidad de que existen estas 2 fuerzas no es difícil entender, que si metes 5 millones de inmigrantes con 0 cualificación al país, generas una sobreoferta que compite con los trabajadores poco cualificados de dicho país, que en general, tienden a ser la clase obrera. Sobre todo por esto resulta patético que un obrero vote a quien quiere inundar el país con potenciales competidores.