Tochopost muy on topic:
Analizando los datos recientes de la economía global se pueden sacar varias conclusiones. Las burbujas generadas por los Bancos Centrales –deuda soberana, deuda corporativa, acciones…– son insostenibles, solo es cuestión de tiempo que acaben explotando.
La deflación se reactiva; el endeudamiento global es mayor; la inversión productiva privada en occidente está deprimida; la pobreza y las desigualdades se expanden sin control; los países emergentes también se desaceleran; y el volumen del comercio mundial se comprime. El riesgo bancario es enorme. La economía real, en definitiva, es tremendamente frágil, y las auténticas reformas estructurales que deberían haberse puesto en funcionamiento, no se implementaron.
Con la crisis sistémica no se hizo aquello que era óptimo y eficiente, económica y socialmente. Las razones son obvias, por ineficiencia económica de las élites, por ideología, por defensa de los intereses de clase. Se debería haber reducido el tamaño del sistema bancario acorde a la economía real, mediante una reestructuración del mismo. Aprovechándose del riesgo moral de que son “demasiado grandes para quebrar”, los bancos están siendo subsidiados por los contribuyentes de las distintas naciones.
El gobierno actual ha emprendido una huida hacia adelante sin importarle las consecuencias, que arree el siguiente. En vez de aprovechar el descenso del precio del petróleo, la depreciación del euro y unos costes financieros más bajos para corregir desequilibrios e iniciar un cambio de modelo productivo, han actuado y actúan por meros cálculos electorales.
Intentan reactivar la burbuja inmobiliaria, en colaboración con el sistema bancario, que tiene que recuperar márgenes. Implementan una política de gasto público pro-cíclica y cruel. A lo largo de 2012 y 2013 el ejecutivo del PP hundió el gasto social, tan necesario para aliviar la situación de familias, mientras destinaba ingentes cantidades de dinero de los contribuyentes a financiar a terceros quebrados: el sector bancario patrio. Por el contrario, a lo largo del año en curso no han dudado en dopar el gasto de las distintas administraciones públicas, consumo público, para reactivar en el corto plazo el ciclo económico y así decir que se crece al 3%. Como consecuencia, los desequilibrios alcanzan niveles históricos –máximos de deuda pública y deuda externa neta–.
Debería haberse iniciado en nuestro país una fase de incremento y modernización de nuestro aparato productivo. En este sentido, sería fundamental introducir la política industrial con la implementación de un programa nacional de inversión pública en sectores futuros estratégicos y de impulso a la innovación que ejerza un efecto “crowding in” o de arrastre a la inversión privada. Pero en vez de eso, se optó por empobrecer a las rentas del trabajo en aras de una falsa competitividad, e incrementar la deuda pública financiando a terceros insolventes y activando consumo público en período preelectoral.
La realidad es que cuando se incremente la aversión al riesgo y se reactive la desaceleración global, nuestro querido país se hundirá irremediablemente. Se activará una crisis de deuda soberana, continuará la recesión de balances privados, se avivará una crisis de balanza de pagos, y todo terminará en una profunda crisis social.
Al loro que no estamos tan mal!! En la buena dirección Vota PP