#250 #252 Abrid los putos ojos, joder.
Para vosotros todo esto es un mundo de rositas. Os creéis que los antidisturbios evitan escándalo público, vaya, para eso se supone que deberían estar, pero no es así. Han habido muchísimas manifestaciones pacíficas, que sin ningún desencadenante, los policías comenzaron a lanzarse contra la gente como putos animales. Y ni falta hace nombrar las agresiones injustificadas, claro.
Luego está cuando "es la gente la que la lía". Se ha demostrado en muchísimos vídeos que la mayoría de las veces son agentes disfrazados, comunicándose con los antidisturbios para coordinar una entrada cuando a ellos les interesa.
Que no, ciegos, que no. Que esta gente sigue órdenes de oficiales que están en contacto directo con gente de arriba, defienden los intereses de los primeros porque también entran en el enchufe de pasta (¿o de verdad os creéis que los únicos que están metidos en la corrupción española son los de la lista de #1?). Cuando la gente se moviliza, reparten leña de la buena para que no se líe y los políticos sigan tan contentos como si no hubiese pasado nada.
¿Y sabéis qué es lo que debería pasar de verdad? Que la gente de verdad empezase a armarla, a tirarse de lleno contra el congreso, sacarse de encima a cualquier asqueroso antidisturbio que obedezca ciegamente las órdenes de arriba y enseñar a los de dentro qué se cuece aquí fuera. Eso es lo que debería pasar.
Si queréis más razones que demuestren lo que cuento, sólo revisad los últimos acontecimientos en cuanto a regulaciones y leyes... Están prohibiendo las reuniones públicas y manifestaciones a diestro y siniestro, exagerando por lo bajo las cifras de las mismas para que éstas aparenten ser poco influyentes, y cómo no, cada vez el cuerpo de antidisturbios es más duro con los manifestantes.
Yo ESTOY COMPLETAMENTE DE ACUERDO en que no todos los policías son malos, que no todos están corruptos, que siguen habiendo muchos que velan por nuestra seguridad y nos ayudan en el día a día. Pero el caso de los antidisturbios es otro, por lo menos, para la mayoría de ellos. Y quién no lo admita a día de hoy, es que se está autoengañando a sí mismo de que todavía queda algo de sentido en este país, cuando bien sabéis por dentro que no queda.
Admitid las cosas como son, porque la realidad no es otra que esta, tan parecida a un estado dictatorial. Por mucho que nos duela.