Filosofía estética: Vol II

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Siguiendo los consejos de @hda y otros usuarios, voy a dividir los distintos volúmenes de filosofía estética en hilos distinto.

Vamos a ver ahora a Platón y Aristóteles, pero antes…

La primera antinomia o crisis filosófica

Como vimos en a entrada anterior, los cosmólogos presocráticos se interesaron en conocer qué materia o principio generó el cosmos y pone un orden a éste. Es lo que se conoce como arké, arjé o arche. Cada Cosmólogo razonó qué era dicha sustancia o principio. Para Tales de Mileto era el agua, para su alumno Anaxímenes el aire, para su otro discípulo, Anaximandro, el ápeiron (también conocido como lo indefinido), etc.

Y es aquí que aparecen en escena dos presocráticos esenciales: Parménides de Elea y Heráclito de Éfeso.

Heráclito sostenía que el arké es el cambio. Aquello que permanece constante y da lugar a todo es (paradójicamente) el cambio. Basta observar la vida cotidiana para entender que todo está sometido a un cambio y transmutación, que todo lo que conocemos está destinado a ser otro día otra cosa, y anteriormente era en realidad otra. A este filósofo debemos su famosa frase “Nunca nos bañamos dos veces en el mismo río”, refiriéndose que, tanto el río como nosotros, cambian constantemente.

Heráclito es el filósofo de la Antigua Grecia más oriental por su manera de pensar, pero por desgracia apenas nos quedan restos de sus obras.

Parménides en cambio fundó una escuela que apostaba por lo estático. Con un bello poema cuasi-trabalenguas, explica que como no hay nada fuera de la existencia, y al no haber no-existencia, entonces no queda espacio vacío posible para que tenga lugar el cambio. Para Parménides, el movimiento no existe y son imaginaciones o alucinaciones de nuestros sentidos imperfectos.

Conocida es la paradoja de la tortuga frente al veloz Aquiles (es en realidad de Zenón de Elea, discípulo de Parménides), que afirma que Aquiles no alcanzaría a la tortuga nunca si esta sale un poco antes y no se detiene. Las matemáticas de entonces, y muy especialmente la mentalidad griega, no podían explicar esta paradoja, pues se les hacía aberrante e imposible que existieran números infinitos. De esta manera, explicaba Zenón que el movimiento en realidad no existe, y que sólo vemos alucinaciones, como cuando vemos a Aquiles adelantar la tortuga. Esto da para un hilo propio…

Pero vamos a lo importante. Parménides dijo:
Es necesario decir y pensar que el ser es; porque es posible que el ser sea y es imposible que el no-ser sea; esto es lo que les orden que sopesen

De esta manera, Parménides niega el que pueda haber la nada y el vacío (ahora sabemos que son cosas distintas), y como consecuencia el movimiento y el cambio. Lo que es, Es; y por lo tanto no puede ser otra cosa y provenir de otra, y mucho menos a partir del no-ser.

Parménides es reconocido por ser el primer filósofo metafísico, fue además poeta y legislador de gran prestigio en su polis natal. Creo todo un sistema que a día de hoy se estudia por su brillantez y armonía. Su influencia en posteriores filósofos fue fundamental porque...

¡hete aquí que entre estos dos aburridos griegos, crearon la primera antinomia! Utilizando el logos, no sólo habían llegado a conclusiones distintas sobre el arké, sino totalmente opuestas: Heráclito diciendo que el cambio da lugar a todo, y Parménides diciendo que es el Ser Estático.

Es a partir de este momento, que los siguientes cosmólogos presocráticos deben resolver el problema tratando de conjugar ambos puntos de vista. Así surgen los pluralistas, que son esos cosmólogos que no ven el arké como algo único, sino una mezcla de distintos principios o sustancias (Empédocles con sus cuatro elementos, Anaxágoras con sus gérmenes o Demócrito con sus átomos).

Pero lo importante de todo esto es que las lecciones dejadas por Heráclito y muy especialmente por Parménides influyeron en los dos más grandes e influyentes: Platón y Aristóteles. Veamos como resolvieron este problema (el cambio frente lo estático en la concepción del cosmos) cada uno de ellos.

Platón, el idealista máximo y desterrador de poetas

La ontología platónica resuelve el problema de forma aparentemente sencilla: hay dos mundos, con naturalezas opuestas:

  • por un lado está el Mundo Ideal o de las Formas, donde todo es eterno, inmutable, inmóvil e imperecedero. Conceptos como Bien, Amor, Belleza, Justicia, Lealtad, Círculo, Triángulo equilátero, Número Par, Número Impar, etc. existen en dicho mundo, siguiendo un orden como el descrito: primero los valores universales (empezando por el del Bien) y luego conceptos geométricos y matemáticos
  • por otro lado está el Mundo Sensible o de los Sentidos, que es en el que vivimos, y donde se realizan copias imperfectas del primero. Dichas copias se degradan, cambian, mueven, etc. y lo reconocemos por nuestra experiencia sensible. Vemos como un árbol cambia según la época del año o incluso como se seca y muere, escuchamos y convivimos con gente que crece y cambia hasta que un día fallecen, o incluso somos conscientes de como vamos transformándonos nosotros día a día (más calvos y con las tetas más para abajo)

Esta naturaleza dual encierra elegantemente las dos concepciones vistas antes: el Mundo Formal es claramente influencia de Parménides (estático, eterno, conceptual y sin cambios), mientras que el Mundo Sensible es el que describe Heráclito (en constante cambio y transformación, aunque debido a su imperfección)

Pero Platón tiene favoritos entre sus hijos, y se decanta por el Mundo Formal. Platón también tiene claras influencias de la escuela de Pitágoras, y se da cuenta de que el verdadero conocimiento acerca de lo Real está en nuestra mente, y las matemáticas y geometría son el mejor ejemplo de esto.

Si dibujamos un círculo en la pizarra o arena, no estamos haciendo un verdadero círculo. Seguramente sea un huevo, o aunque usemos compás habrá pequeñas imperfecciones. Un círculo verdadero está en su definición matemática, que sólo nuestra mente es capaz de discernir y no la experiencia: “figura geométrica cuyo centro está a la misma distancia de todos los puntos que la conforman”.

Es a partir de esta influencia pitagórica primero, y Socrática después, como Platón razona su epistemología (acceso al conocimiento verdadero): sólo podemos conocer a través de la razón, usando nuestra mente para acercarla a los conceptos, que son los entes del Mundo Ideal. Sabremos qué es Real y Verdadero (los entes del Mundo Ideal) a través de las matemáticas, con la dialéctica y la conversación filosófica predispuesta a conocer la verdad y lo real.

Los sentidos para Platón son engañosos, aunque nos permitan ver un por ejemplo un árbol, en realidad percibimos con unos sentidos nada confiables lo que es una copia imperfecta del ente “árbol”; concepto que existe de manera separa e independiente en otro mundo, ese que está “ahí arriba” que señala en el cuadro de La Escuela de Atenas de Rafael de Sanzio.

Ontológicamente, Platón es un idealista objetivo (las Ideas son más reales que la Materia y existen de manera separada e independiente a ésta), y epistemológicamente es un racionalista exacerbado. No hay conocimiento verdadero fuera de lo que proporciona la razón.

Para entenderlo mejor, este vídeo:

¿Y en lo antropológico? ¿Cómo ve al ser humano Platón? La antropología filosófica es una rama que se me olvidó citar en la anterior entrada. Estudia y define qué es el ser humano, qué pertenece al ámbito de la Condición Humana.

Platón cree que también tenemos una naturaleza dual: un cuerpo que nos ata al Mundo Sensible, lleno de engaños (como describe el Mito de la Caverna de Platón), pero también tenemos un alma que no pertenece a este mundo, sino al Mundo Ideal. El alma de cada ser humano es un concepto del Mundo Ideal que quedó encerrado en un cuerpo del Mundo Sensible.

Mi alma, el alma de imnothing, es el concepto puro e inmutable de imnothing, y cuando muera mi cuerpo (o mi cuenta sea borrada por un moderador o ardan los servidores de MV tras un ataque de Ozamah), este concepto etéreo y sin materia alguna regresará al Mundo Formal, que es adonde pertenece.

No obstante, dentro del alma hay tres partes diferenciadas:

  • la concupisciente o de las bajas pasiones. Es esa que está más conectada con el cuerpo. Sólo quiere comer y follar
  • la irascible o de las altas pasiones. Es esa parte del alma relacionada con el coraje y las ambiciones. Se relaciona con la lucha, la fuerza y el vigor
  • la intelectual o racional. Es la quintaesencia del alma, la que anhela regresar al Mundo Ideal al que pertenece.

En la axiología Platónica (la ética y la filosofía social y política), el griego razona que siempre debe prevalecer la parte racional del alma, pues nos ayudará a saber qué está bien y qué está mal, llevándonos por un camino de virtud que nos prepara para regresar al Mundo Ideal tras nuestra muerte.

Y bien, tras todo este rollo platónico… ¿dónde queda la estética para Platón?

La estética Platónica… o mejor dicho la no-estética platónica

Visto que lo verdadero existe no en este mundo, sino en otro al que sólo accedemos por abstracción mental o tras la muerte, la estética para los platónicos no es una vía válida para el conocimiento.

Más todavía si tenemos en cuenta que el arte para los antiguos griegos es MIMESIS, es decir, una imitación de la realidad.

Antes comentaba que para las matemáticas griegas no era posible demostrar que Aquiles alcanzase y adelantase a la tortuga que salió un poco antes que él. Y no es porque los matemáticos griegos fuesen tontos, sino porque la mentalidad griega exige que todo sea mesurado, armónico y proporcionado.

¿Cómo van a aceptar algo como un número infinito, que es lo que explica matemáticamente la paradoja de Aquiles y la tortuga, si va contra su concepción finita, armónica y mesurada del mundo?

Pues esta concepción se demuestra a través de su arte: ha de ser un reflejo e imitación de esa realidad que a ojos griegos es un mundo cíclico, perfecto y en equilibrio, cualidades esenciales de la belleza.

Pongamos un ejemplo: el Discóbolo de Mirón

Nota

El Discóbolo es del 450 a.C. y muestra a un atleta olímpico justo en el momento antes de lanzar el disco. Es la epítome de la escultura clásica griega: la postura, los músculos tensos pero no abultados, el equilibrio… contrastan con el gesto, que es concentrado pero relajado.

No tenemos más que ver en un evento deportivo con las actuales cámaras los gestos de los deportistas para ver que no es real. En realidad, se verían con una cara de estreñimiento en su apogeo máximo, algo como el David de Bernini (S. XVII, barroco italiano)

Ahí está con el ceño fruncido, apretando labios, diciendo “¡cómete esta, cabrón!”

Los griegos no quieren reflejar las cosas tal cual son, sino como su percepción idealista y bella del mundo les hace verlas. Al menos durante el periodo clásico, otra cosa es cuando nos metemos en el Helenístico, pero eso lo dejo para después, con Aristóteles. Platón pertenece al periodo clásico de la Grecia Antigua, y su filosofía refleja la manera de pensar de sus contemporáneos, y lo mismo sucede con el arte de su época: imitan la realidad, pero es una realidad idealizada.

No pueden mostrar un kuroi (atleta griego) con un gesto feo, porque lo que hace es bello. Y para ello no importa si cambian el rostro por uno calmado, mesurado, concentrado pero no con una expresión fea. Los griegos clásicos son como Platón, amantes de lo ideal, de la belleza en su estado máximo y pleno. No pueden estropearla con lo imperfecto de esta: el gesto horrible del esfuerzo supremo, por ejemplo.

Y es aquí como nos regresamos a Platón: ¿si el arte griego de entonces reflejaba perfectamente como eran los griegos contemporáneos de Platón… porqué se empeñaba en desdeñarlo como vía al conocimiento? ¿No hay alternativa posible?

¡En realidad sí! Platón sólo aceptaba la abstracción y el filosofar, aparte de la muerte, como únicas maneras de acceder al Mundo Ideal, pero… había otro camino: el Impulso Erótico, o también conocido como la natural atracción humana por la Belleza, el Eros.

Platón sostiene que igual que estamos predispuestos a pensar y discernir racionalmente la verdad, también tenemos el deseo irrefrenable de admirar la belleza. El Eros impulsa a la parte concupiscible de nuestra alma a observar primero los cuerpos bellos (para follar, vamos); luego inspira a la parte irascible de nuestra alma a apreciar lo bello de las normas y reglas y disciplina, y finalmente nuestra parte racional del alma también aprecia la belleza en la armonía de la naturaleza y el Cosmos entero.

Para Platón, alguien que tiene bien desarrolladas las tres partes de su alma, y muy especialmente la parte racional, se dejará inspirar por el Eros para alcanzar el concepto ideal de Belleza, conectando de esa manera al mundo Ideal, aunque de manera sesgada e incompleta.

Vemos así que si bien Platón desdeña el arte de cualquier tipo como camino a la verdad, admite que la admiración por la belleza nos puede proporcionar de manera instintiva y natural el concepto e Ideal de Belleza.

Y es que de esto trata la estética: Verdad es Belleza, y Belleza es Verdad Esto proviene de un poema de John Keats, que surge al ver una urna griega donde han quedado inmortalizados los quehaceres de un poblado desaparecido de la Grecia Antigua.

Y es así como observamos otra gran paradoja en Platón: él mismo, a través de su “Apología de Sócrates”, bella en sus pasajes (e irreal, como el Discóbolo de Mirón), nos revela una verdad que no podía ser entendida de otra manera. Me explico, aunque el juicio de Sócrates daría para otro hilo entero:

Cuando Sócrates fue enjuiciado por corromper a menores (guiño, guiño) y ser impío con los dioses de la polis (ver vídeo al respecto en entrada anterior) hizo una defensa que le llevó a ser condenado a muerte bajo circunstancias no lo bastantes aclaradas. El propio Platón reconoce que lo acontecido en el juicio y muerte de Sócrates pertenece a la Doxa (opinión) y no a la Episteme (conocimiento). ¡Y eso que fue testigo directo!

Este tema, que fue la comidilla de la Atenas del 400 a.C, dio lugar a dos importantes obras, con el mismo título: “Apología de Sócrates”, una escrita (la más conocida) por Platón, y otra por Jenofonte.

Jenofonte, como Platón, fue discípulo de Sócrates pero aparte historiador, militar y político. Cuando su maestro era juzgado y ejecutado, él andaba en una expedición militar dando por culo a los aqueménidas como mercenario… para otros aqueménidas.

A su regreso, como buen historiador investigó lo sucedido y se entrevisto con testigos sobre cómo se defendió Sócrates y qué pasó en el juicio. Escribió así su propio libro o apología, que si la leemos, veremos que es muy real, incluso fea (como el David de Bernini): Sócrates se muestra como un anciano cansado de vivir, se ríe de Melito (el poeta) pero sin grandes discursos, y sus interlocutores son igualmente buenos hablando. Casi parece decirles el anciano “¡mátenme ya si así quieren y váyanse a joder la marrana a otro!”

Sin embargo, cuando uno lee la apología escrita por Platón, parece muy claro que se inventa pasajes, que exagera la manera en que deja en evidencia a Melito y otros acusadores, que aprovecha para difundir su filosofía… Sin duda alguna, Platón idealiza a su maestro y el proceso. Sin embargo, gracias a esta obra menos exacta con la realidad, Platón nos enseña con la estética (esa en la que no creía) de sus entrelíneas una realidad mucho más compleja, un trasfondo político y filosófico que conspiraron en la muerte de Sócrates, y expone que el problema es de los atenienses y no del sabio anciano.

He aquí la paradoja platónica: renegar de la estética como recurso de conocimiento, pero luego usarla para explicar y solucionar el problema socrático. De hecho, los diálogos platónicos encierran ritmo y belleza en su manera de explicarse. Recurre a bellos mitos (el antagonista del logos o filosofía) para hacerse entender mejor.

Igualmente, Platón creía que la educación debía ser pública y universal a los ciudadanos, pero su Escuela de Atenas resultó ser privada.

Así que aunque se diga que toda la filosofía occidental son notas al margen de la obra de Platón, parece que el sabio griego era de los que idealizaban sus enseñanzas, pero luego ponían en práctica otras con igual y notable éxito.

¡Y fin de esta entrega, se me alargó mucho, demasiado… ¡A continuación Aristóteles!

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Seguimos con Aristóteles, que hasta donde sé, más que discípulo directo de Platón, fue estudiantes de su academia en Atenas, pero al fin y al cabo alumno suyo. Y es que sin duda, no habría filosofía Aristotélica como la conocemos si primero no hubiera existido la Platónica.

Básicamente, toda la filosofía del filósofo estagirita (era de dicha polis en la región de Macedonia, como Alejandro Magno, su más conocido discípulo) nace de la crítica constructiva a los postulados de Platón.

Vayamos por partes para introducirnos en el pensamiento Aristotélico

Ontología

Aristóteles rechaza la existencia de dos mundos, utilizando un principio muy científco, el de parsimonia; explica que para entender el mundo no es conveniente ni sensato recurrir a dos. El mundo es uno, sí; pero lo real se divide en Ideas (o Formas) y Materia. Para que algo exista, han de estar unidos ambos entes ontológicos: la Materia sin una Idea es una masa amorfa, y la Idea sin una sustancia que la traiga al mundo, es un sueño en la cabeza de alguien.
Pero recordemos la crisis creada por Heráclito (el cambio es la constante de todo) y Parménides(el ser no puede moverse o cambiar). ¿Cómo lo resuelve Aristóteles si el mundo son Formas y Materia revueltos en vez de separados, como Platón? Utiliza conceptos muy complejos, pero inteligentes, para explicar el fenómeno del cambio:

  • lo que tiene unida la Forma a la Materia es el pulso entre la Entelequia y la Energeia. Dicho de una manera muy sencilla y sin entrar en profundidades, la primera es a lo que los entes tienden a ser, y la segunda cuando alcanza dicho estado de plenitud para luego iniciar así una fase (lenta o no) de profunda transformación
  • las cosas puedes ser en acto (lo que son ahora) y en potencia (lo que serán más adelante gracias a ese pulso entre la Entelequia y Energeia)

Todo es más sencillo con ejemplos, y pongamos uno biológico, porque Aristóteles es ante todo un filósofo que presta atención a los seres vivos (también era biólogo): plantando un pino


Una semilla de un pino lo es en acto, su existencia en este momento del tiempo es esa. Pero la Entelequia le empuja a convertirse en otra cosa, en su verdadero ser: un pino completamente formando y fértil, que dará otras semillas de pino (cerrando el ciclo, algo muy griego). Esa es su existencia en potencia, su verdadera Forma o Idea, e irá cambiando su Materia y Sustancia gracias a la Entelequia hasta alcanzar dicho estado. Cuando la semilla de pino se vuelve un pino y comienza a esparcir semillas con sus piñas, cuando su máximo potencial se vuelve acto, se dice que ha alcanzado la Energeia, la plenitud de esa forma, el equilibrio entre Acto y Potencia, Entelequia y Energeia.

Sin embargo, como Aristóteles no cree que las Formas existan en otro mundo, no cree en lo eterno e inmortal. Así que tarde o temprano, el pino, como ser vivo, muere; y es la muerte la que acaba con su Forma o Idea, convirtiéndose en otra cosa. Primero se seca, luego cae en una tormenta, se pudre y termina siendo humus para otras plantas. La sustancia original del ente pino, al perder su Forma, se convierte en otra cosa pues cambia la Forma anterior (pino) por la Forma de humus, empezando así otro ciclo de transformación.

Para Aristóteles, nuestra esencia o ánima es lo que nos impulsa a estar vivos, pero cuando esta desaparece por la muerte, no se va a otro mundo perfecto como defendía Platón. Sencillamente abandona la Materia o cuerpo donde estaba, y otra Forma ocupa su sitio para transformarla en algo nuevo.

¿Lo habéis notado? Nuestro lenguaje está lleno de conceptos aristotélicos: actual, potencial, energía, animación. Hasta los locutores deportivos, esos ignorantes disfrazados de periodistas, hacen referencia a las ideas de este filósofo muerto hace 2400 años cuando dicen “este jugador tiene potencial”.

Hasta ahora hemos visto que Aristóteles se tira más del lado de Heráclito que de Parménides para explicar qué es lo real, pero lo encierra todo en ciclos. Y es que la mentalidad antigua griega va siempre caminando en ciclos, no hay un principio o fin, sino una vuelta a los orígenes constante, por lo que el cambio realmente no lleva a ninguna parte, y sin embargo todo es siempre distinto.

Esto luego veremos que también se da en el mundo artístico: los ciclos, y el eterno retorno a los cánones griegos.

Epistemología

Vale, hay Materia e Ideas, pero no separadas sino juntas para dar lugar a algo. ¿Pero cómo podemos saber con seguridad qué son las cosas? Por una vía doble: la experiencia y el intelecto. Como explicaba en la entrada anterior, Aristóteles es un hombre de acción. En vez de matemático criado en una escuela Pitagórica (como Platón) no se la pasaba formulando teoremas y formas geométricas en su cabeza, sino que se ponía sus mejores botas y salía al campo a cazar mariposas… o delfines. Porque fue así, observando y diseccionando delfines, como Aristóteles se dio cuenta de que no eran realmente peces, sino mamíferos con pulmones y cuyas hembras alimentaban a las crías con leche como nosotros, los perros, gatos o caballos y cabras.


Para Aristóteles, la información que proporciona nuestros sentidos sobre la sustancia la trata el Agente o Intelecto Activo. Esta parte del intelecto la tienen todos los animales (no las plantas) y les ayuda a relacionarse con el mundo. Es el que convierte el conocimiento en potencia en conocimiento en acto, de ahí su nombre.

Pero por otra parte, está el Agente o Intelecto Pasivo, característico de los seres humanos, que es capaz de ver más allá de las experiencias que proporciona la sustancia para encontrar la verdadera Forma o Idea que late dentro de esa Materia o Sustancia.

Esta teoría sobre el conocimiento se conoce como Hilemorfismo, y se mantuvo vigente en el Mundo Antiguo hasta la revolución científica del Siglo XVII. ¡Casi nada!

Siguiendo el ejemplo del pino, Aristóteles cree necesario que para saber qué es un pino, primero tenemos que ver muchos (entre otros árboles), tocar su corteza, olerlos, recoger sus piñas, saborearlo… eso no, ¡aunque bueno, quien sabe! Tu Intelecto Agente reporta a tu Intelecto Paciente las características que perciben tus sentidos, y de esa manera puedes categorizar los pinos al separarlo de otros árboles por su aspecto, altura, tipos de hojas, rugosidad del tronco, etc. También al ver cómo son sus semillas y tras ver como brotan y crecen hasta crear un pino adulto, tu Intelecto Paciente ve el potencial o ser-en-potencia de una semilla de pino.

Con una semilla de pino en la mano, tu Intelecto Agente te dice que es precisamente eso en acto (una semilla de árbol), pero luego el Intelecto Paciente te dice gracias a experiencias anteriores que la Forma latente dentro de esa semilla es la de un pino adulto, que la Entelequia irá convirtiendo su Sustancia poco a poco hasta alcanzar su Energeia: la Forma de un pino adulto.

Algo similar sucede con los delfines. A primera vista, el Intelecto Agente te dice que vive en el mar, tiene aletas y forma de pez, así que el Intelecto Paciente te dice que es un pez. Pero cuando lo examinas a fondo como hizo el estagirita, verás que tiene pulmones y no branquias, e incluso senos para amamantar, y entonces tu Intelecto Paciente crea un nuevo conocimiento que pone el delfín en la misma categoría de animales que el caballo, la vaca, la cabra, el perro o el gato. Incluso el humano. Es un mamífero.

Con pura observación y lógica es como este hombre de campo creó la taxonomía en biología: experimentando (algo que rechazaba Platón) pero también pensando para entender que son las cosas más allá de sus apariencias. Hasta 500 seres vivientes llegó a catalogar Aristóteles antes de enseñar a Alejandro Magno.

Antropología y ética

Aristóteles considera que los seres vivos tienen un cuerpo hecho de Sustancia, pero también una Forma que la llama Ánima, que significa movimiento en griego, y es su principio vita. Un ser vivo se mueve, crece, se desarrolla, se reproduce, etc. por su ánima o principio vital. Cuando muere, dicha ánima ya no está, y el cuerpo o sustancia se convierte en otra cosa.

Es así como divide los seres vivos en tres tipos, acorde a su ánima:

  • ánima vegetativa, que sólo busca nutrirse y reproducirse
  • ánima sensitiva, que además de lo anterior, logra percibir, moverse y desear
  • ánima racional, la de los humanos, que además de lo anterior tiene la capacidad de razonamiento gracias al Agente Pasivo

Para este filósofo, la vida virtuosa de un hombre se basa en la vida contemplativa, analizar lo que le rodea, razonar sus decisiones para ser feliz. Escribió su filosofía ética en función de ésto, y como gran pragmático que era, deja claro que es el hábito de obrar bien lo que nos vuelve seres éticos, y no el conocer lo que está bien como decía Platón. Y siempre esto dependerá del contexto, no hay universales absolutos a la hora de tomar decisiones. Diez libros o volúmenes de Ética para Nicómaco dan fe de ello.

Crítica moderna a Aristóteles

Filósofos y pensadores posteriores echaron pestes de Aristóteles y Platón porque su manera de razonar se basaba únicamente en la lógica y eran proto-científicos. Y es indudable que eran más filósofos que científicos, pues filosofía y ciencia eran una sola en sus inicios en el mundo antiguo griego.

Con toda su grandeza, nos dejaron por ello también grandes errores. Aristóteles pensaba que un objeto más pesado cae antes que otro más liviano, o fijó en piedra el modelo geocéntrico del sistema solar. Pero sin duda, lo que nos dejaron ambos (y más el estagirita) es parte del conocimiento común de personas normales hoy en día.

Vale pues, después de todo este rollazo… ¿dónde nos lleva Aristóteles en la filosofía estética?

La estética según Aristóteles

Ha quedado claro que Aristóteles, si bien es un filósofo idealista como Platón, lo es subjetivamente y apegado al realismo. Existen las Formas e Ideas y son las que debemos conocer para saber la verdad, pero esto se logra primero experimentado y después razonando.

Todo el rato, en todos los apartados vistos, vemos que es alguien muy pragmático y consecuencialista: hay razón para todo, hay un motivo para cada acción y una reacción en consecuencia. Y eso que no puse nada de Lógica, Política y Metafísica, donde también se ve muy claro toda esta manera de pensar del estagirita.

Entonces, qué opinaba del arte Aristóteles: que es una buena manera de alcanzar las categorías de las cosas, pues nos proporciona experiencia si la obra es buena. Pero para ello, debe imitar la naturaleza, recordemos que la mentalidad griega tiene grabado a fuego que arte es mimesis.

Aristóteles no ve el arte como Platón, una copia de una copia, así que si imita el mundo natural con la simetría, el tamaño correcto, el orden debido y la delimitación exacta, entonces nos permite llevar esa vida contemplativa que interpreta como la clave de la felicidad y virtudes humanas.

Platón y Aristóteles son Eudemonistas, esto quiere decir que ellos creen firmemente que la vida está para disfrutarla como sólo un ser humano pleno haría: observando y deleitándose con la belleza de las cosas y potenciando al máximo el intelecto. Platón lo explicaba con el Impulso Erótico y la abstracción filosófica, y Aristóteles con el Agente Pasivo y Agente Activo, además de el Justo Medio de su ética.

Y aquí, para el estagirita, el arte tiene un papel fundamental: al imitar la naturaleza primera (y segunda, tercera, etc.) de las cosas, es como nos permite acceder al conocimiento, y a veces de manera ventajosa, o sin riesgos.

Si Platón opinaba que los poetas debían ser desterrados de su polis griega perfecta en La República (se la tenía jurada desde que Melito acusara a Sócrates), Aristóteles en Poética deja claro que la poesía ayuda a entender mejor los universales, o que el dibujo tiene una capacidad educativa enorme (biólogo spoted), o que la pintura muestra las costumbres y moralidad de cada época.

La función de un buen artista es descubrirnos a los demás, con su obra, el elemento universal de la realidad.

Pero para este filósofo el mayor arte de todos es la Tragedia, es decir, el arte teatral. Pero antes que nada, ¿cual es el origen de la tragedia griega (y por lo tanto de todo el teatro de occidente):

Durante la época de Aristóteles ya existían grandes tragedias griegas. En una época sin Netflix ni pelis de Avengers (ni porno ni MediaVida para debatir y hacer el tonto), el mayor entretenimiento era asistir a una obra de teatro. Pero hay que entender que el teatro en la época griega no era un producto destinado a una élite y para unos pocos, era algo comunitario que exigía la presencia de todos los ciudadanos (y buena parte de sus esclavos), era un momento donde se olvidaban de todos sus problemas para centrarse en la trama de la obra.

Es ahí, cuando Aristóteles se da cuenta que las buenas tragedias griegas aportan conocimiento a su público. Con una buena actuación y un guión competente, los espectadores sienten lo que transmiten los histriones, y de esa manera purgan sus emociones y aprenden ideas, conceptos o lecciones en un proceso que el filósofo llamó CATARSIS.

Y ciertamente, esto es aplicable hasta nuestros días. Vemos películas de héroes que realizan lo que deben sin importar las consecuencias (esto es muy griego, de hecho),

o cuentos infantiles que nos dejan una moraleja importante a nuestros pequeños.

No iba desencaminado Aristóteles al afirmar que el teatro (o cine moderno) a través de sus historias nos permite identificarnos con los personajes y aprender a través de estos como comportarnos o qué esperar del futuro.

Así que sí, para Aristóteles, las emociones cuando son bien guiadas por la buena estética, nos permiten experimentar como testigos la realidad de las cosas, o dar lecciones de como ser y actuar.

Los ciclos artísticos

Vimos antes como según Aristóteles y los antiguos griegos, todo se explica cíclicamente. Y si estamos un poco atentos, la estética no es una excepción. Suele darse un proceso similar a este:

  • surge un estilo artístico nuevo, algo tosco y rudimentario en los inicios, con rechazo por parte de críticos y/o público, pero que con el tiempo gana aceptación
  • con el transcurso de años (o siglos), dicho estilo alcanza un cénit, un momento en que sus mejores autores alcanzan reconocimiento y fama definitiva. Se crean las obras maestras que lo representan en su plenitud máxima
  • empieza un proceso de recargamiento, exageración y decadencia. Fruto de un cambio de pensamiento y sentir en su cultura, el estilo artístico pierde algunos de sus elementos y características básicas de sus inicios, cuesta incluso a llegar a reconocerlo como el mismo tipo de arte al compararlo con sus inicios. Poco a poco se agota y causa rechazo o cansancio a artistas, público general y entendido

Tenemos de ejemplo el arte en Europa, que pasó por fases grecorromanas más austeras o/y clásicas (arte griego, arte romano, arte románico, arte renacentista, arte neoclásico) alternadas con otras más recargadas, exageradas o incuso decadentes (arte godo, arte gótico, arte barroco, arte romántico).

A veces, entre una fase y otra, hay otras intermedias, como el Manierismo que esta entre el clásico y sobrio Renacimiento y el recargado y decadente Barroco. También dentro de cada uno de estos artes listados hay fases internas de Primigenio-(Transición)-Clásico-(Transición)-Recargado/Decadente. Y la griega no era una excepción a este ciclo, paradojas las justas.

Vamos a verlo a través de su escultura.

Periodo Arcaico

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Periodo Clásico

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Periodo Clásico Tardío o Manierista

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Periodo Helenístico o Alejandrino

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La Afrodita de Cnido, escultura de Práxiteles (Clásico tardío o Manierista)

Hasta ahora hemos podido apreciar obras artísticas de gran calidad, todas ellas claro reflejo de la manera de pensar de su época y los cambios que vivió el mundo griego. Esto prueba el punto de que el arte y la estética nos permiten entender mejor la idiosincracia de cada cultura.
Sin embargo, hay obras que trascienden porque van más allá, y en vez de limitarse a testificar esa manera de ver e interpretar el mundo, lo cambian y marcan un punto de inflexión, convirtiéndose en una obra maestra universal.

Como comentaba antes, fue el primer desnudo femenino en la escultura griega, y causó estupor entre los griegos no por pudor, sino por mostrar a una diosa de una manera totalmente terrenal y cercana, ademas de sensual e insinuante. La diosa del amor y erotismo, se muestra por primera vez naturalmente erótica.

Normalmente las estatuas destinadas a dioses y héroes eran de un tamaño grande (cerca de 2 metros), las de atletas o kuroi de tamaño natural (1.50-1.70), y otros personajes menores, o villanos y enemigos,de menos de metro y medio.

La Afrodita aquí mostrada está a tamaño natural, y no parece mostrarse sorprendida (ni desagradada) ante el espectador, que la atrapa justo en el momento que se desnuda para darse un baño. Apenas alcanza a taparse el pubis, y muestra sin recato alguno los senos con un postura corporal entre receptiva y pícara.

La clave de esta obra, siguiendo el concepto de arte como mimesis, es imitar la realidad, y en concreto el momento. El espectador no se sintió en aquella época ante una estatua común de Afrodita, sino ante la propia Afrodita que lo deslumbra con su belleza y sensualidad.

Para realizar la obra, Praxíteles utilizó de modelo a Friné, una hetera, que eran lo más parecido a una geisha en la Antigua Grecia. Al contrario que las demás mujeres, la heteras contaban con una educación de calidad y sus opiniones en las asambleas eran tomadas en cuenta. No eran unas prostitutas de lujo exactamente, aunque daban por un precio servicios sexuales, entre otros.

Friné, que al parecer estuvo envuelta en algún que otro escándalo, ya sabía explotar su sensualidad como una aparecida Afrodita ante uno de sus amantes inesperados. Puede que influyera voluntariamente o no en esta obra aparte de como modelo, en su concepto de poner todo patas arriba.

Porque esa es una de las finalidades del ARTE escrito así, con mayúsculas: sacudir nuestros cimientos, creencias y sentimientos, dejar todo en entredicho. Y sin lugar a dudas, esta obra marca un ante y un después.

¿Que dirían Platón y Aristóteles de ella?

Para Platón sería un ejemplo de como lo bello nos permite alcanzar el mundo ideal a través del concepto de belleza. El Impulso Erótico no hace fijarnos en un cuerpo bello, pero luego nuestra parte racional nos demuestra que es lo verdaderamente bello, que no está aquí sino conceptuado en el Mundo Formal.
Aristóteles en cambio empezaría ha hablarnos del Agente Activo recopilando por nuestros ojos la estatua, y luego el Agente Pasivo nos invitaría a reflexionar sobre la esencia de la belleza, la atracción sensual y erótica en la obra que está unida a la materia de que está hecha.

En el fondo, no eran tan distintos ;) dos sabios viejos verdes

Recomiendo leer este artículo sobre la Afrodita de Cnido
https://elpais.com/elpais/2019/01/31/ideas/1548952908_467330.html

¡Dentro de unas dos semanas, otra entrega. Nos moveremos a épocas más modernas!

16 1 respuesta
hda

Te doy manita preventiva y mañana en el café te leo.

Por cierto, deberías citar también el comentario que hiciste sobre Platón y Aristóteles. Además de editar el primero de filosofía de la estética hiperenlazando este. De ese modo los usuarios podrán navegar entre los hilos seriales.

1 respuesta
Krosita

Para mañanita, que ya no son horas de leer tanto.

gogogo

Me he leído y visto los vídeos y fuentes de #1, más tarde leo los de #2.

Buen curro y muchas gracias.

Me gustan estos temas y creo que se han de conocer por su valor histórico y cultural aunque ahora que los vemos con la perspectiva de nuestro tiempo me parecen fumadas muy gordas y demasiado difíciles de sostener (aunque para su época son muy meritorias) ya que a poco que rasques entran en contradicciones, como has explicado al final de #1 (o como Aristóteles y su movimiento rectilíneo, indefendible por cualquiera que haya pateado un balón o lanzado una piedra).

Cuesta entender que perduraran durante tantos milenios y que nadie las consiguiera dejar obsoletas (gracias cristianismo).

Se habla mucho de Sócrates, Platón y Aristóteles y muy poco de otros grandes como Hipócrates, Pitágoras, Tales de Mileto, Euclides o Arquímedes.

Parece que los filósofos eclipsaron a los científicos.

Y en el campo de los filósofos se habla poco de Diógenes el cínico, que mira que mientras leía tu texto sobre Sócrates y Platón pensaba "qué difícil motivar a un adolescente actual en clase con estas pajas mentales", mételes algo de Diógenes y al menos que se echen unas risas. Ese sí que era troll de trolles.

1 respuesta
imnothing

#5 en aquella época no existía la ciencia como tal, de hecho, hasta el siglo XVIII no se crea como la conocemos actualmente. Lo que existía eran señores de un intelecto brutal que razonaban más con la lógica que con la experimentación para explicar el mundo de forma natural y no mítica.
La filosofía y ciencia eran prácticamente una sola cosa, y hubo de ir pasando mucho tiempo para que se separaran y la segunda creara una manera de trabajo propia (método científico) y unos campos de conocimiento exclusivos.
No obstante, la aportación de todos esos señores, tanto humanística como científica es descomunal, y si sus errores han persistido tanto tiempo es más por el inmovilismo medieval que ellos, que llevaban muertos ocho siglos antes de comenzar la Edad Media siquiera xD
Luego piensa que de ellos sabemos muy poco, igual que las estatuas, que sólo quedan copias romanas. De Aristóteles falta el 60% de sus escritos, de Parménides más, similar con Heráclito... Si con esos retazos han influido de esa manera en nosotros, no quiero imaginar de haber tenido todo lo escrito disponible.
Para que te hagas una idea, el tratado "Poética" de Aristóteles no es un tratado, en realidad son sus apuntes para dar clase a los peripatéticos del Liceo.
Aquí hubo un genio a quien debemos casi todo y del que casi nadie habla, y es Diógenes Laercio, que es el primer historiador de la filosofía. Como el 90% de lo que sabemos de los presocráticos, sofistas, Sócrates, cínicos, estoicos y otros, se debe a él y su trabajo de conservar sus textos.
Y sí, Diógenes de Sínope es un troll descomunal, pero enseñanzas pocas deja. Yo prefiero más a otros como Marco Aurelio, el emperador romano, que con sus "Meditaciones" te da unos consejos utilísimos y más para muchachos adolescentes. Creo que el estoicismo merece un hilo propio... =)

2
imnothing

#3 Ese comentario es los mismo que en #1 aquí, lo nuevo es #2 con Aristóteles. Ya he enlazado (y avisado) en el Vol.I para que caigan por aquí =)

Hipnos

Muy buen hilo, mis dies. Jamás me han explicado tan bien el arte griego y tan bien relacionado con la filosofía y las costumbres contemporáneas.

Además me has hecho recordar uno de los exámenes más surrealistas que he tenido nunca, el de Parmenides xD

Un colega mío de clase le soltó un rollo indescifrable a la profesora con el ser y el no-ser y le puso un 9 repitiendo la misma idea en bucle con varios ejemplos. Grandioso.

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