#150 Saber eso nada tiene que ver con trabajar. Es más, la mayoría no tenemos ni idea.
Las medidas de austeridad responden a la prioridad de los intereses del acreedor sobre los del deudor. No se trata de sacar adelante el país sino de pagar cuanto más rápido el crédito concedido, aun cuando ello merme al estado deudor y entorpezca su crecimiento. Es más, entorpecer su crecimiento y alargar el pago del crédito garantiza mayores intereses, poder político sobre el estado deudor y eliminación de la competencia. Es una baza más para el acreedor, que puede lograr favores que en otras circunstancias no podría, la ley se puede torcer.
La política se hace a puerta cerrada. Las decisiones políticas obedecen a intereses tanto personales como estatales, y las razones que llevan a su adopción no aparecen ni en los diarios ni en las revistas. Para llegar a ellas debes estar dentro o bien especular.
Para manipular a las masas se emplean fantasías, igual que se hace en el marketing. El contrato social, la eficiencia de la empresa privada por el mero hecho de serlo, que el egoísmo da lugar al bien común... todo ello son justificaciones ex post que procuran legitimar decisiones políticas cuya razón de ser es opaca para la mayoría.
Por eso existen múltiples opiniones sobre la situación en que nos encontramos. El discurso que impera en un Estado es distinto al de otro, puesto ambos tienen intereses contrapuestos. Así en Alemania puede existir apoyo a la austeridad mientras que en el sur de Europa la opinión es la contraria.
Toda mentira política encierra en ella algo de verdad y por eso se hace difícil saber qué es cierto, pues sin un análisis profundo estas mentiras son persuasivas ya que procuran despertar algún prejuicio o sentimiento que las apoye.
El juego que se lleven los Estados y el FMI queda opaco para la mayoría y sólo se presta a la especulación, mientras queda cubierto por discursos "ideológicos" que encierran alguna verdad (v.g ajustar los gastos estatales y mejorar eficiencia de ciertos servicios)
A mi ver la táctica que se emplea es la de la zanahoria, se intercalan noticias positivas con negativas y se va aumentando el tiempo estimado para salir de la crisis mientras que por detrás se juega a un reparto de poder político e intereses de aquellos que integran las altas esferas. Hasta que no exista un reparto claro o el deudor se plante seguirá el juego.
La población es irrelevante, es un activo que sólo tiene un pequeño papel cuando entorpece las decisiones políticas y desestabiliza los planes. Es difícil que huya, son vacas en un corral no grandes empresas.
Que el crédito fluya en el interior es importante para sacar adelante el Estado (y a las personas), pero puede colisionar con otros intereses de quienes tienen poder. Aquí unas pocas especulaciones:
1) Dar dinero a los bancos a cargo de los presupuestos generales del Estado sin condiciones en vez de dar dinero a los empresarios a condición de que lo inviertan en el país y mantengan en bancos estatales (para que fluya el crédito). El dinero se dirige a quien ostenta poder de forma directa y no indirecta y sin condiciones.
2) Dar respuesta a una necesidad de grandes compañías de reducir el coste de la mano de obra. Así evitan el chantaje de la deslocalización, a la vez que los políticos se adjudican un futuro puesto como CEO y la estabilidad de la tasa del paro a corto plazo que podría dejar inactivos determinados municipios acrecentando la crisis y desesperación ciudadana (cfr. Chicago).
3) Finalizado el boom inmobiliario, quienes sacaron tajada de él "a lo grande" necesitan de un nuevo negocio con el que mantener su tren de vida. Se inicia una privatización del sector sanitario escudados en la eficiencia de lo privado e imposibilidad de mantener el Estado de Bienestar. Los fracasos previos (v.g telefónica) se omiten y se presenta como la única posibilidad (y la más racional e ideológicamente coherente).
Dentro de este juego de especulación hay muchísimas opiniones y ni entre los que se conocen y tienen poder para cambiar las cosas existe la claridad, pues el poder no es claro, juega con la mentira, la ocultación y el engaño. Todo ello ventajas competitivas, aunque inmorales (para los ciudadanos).