No sé hasta qué punto será cierto lo siguiente, pero lo pongo, porque puede ser una de las noticias del año:
Kofi Annan, exsecretario general de Naciones Unidas, en representación de la Comisión Global de Políticas sobre Drogas, acaba de anunciar un gran pacto entre la UE, Estados Unidos, La Organización de Estados Americanos y la Commonwealth, para despenalizar el consumo y posesión de drogas, así como regularizar y legalizar su tráfico a nivel internacional.
Hace unos días la organización a la que representa, formada por expresidentes de países como México, Suiza, Brasil, o Portugal, y personalidades de fama mundial, como el escritor y Premio Nobel, Mario Vargas Llosa; hicieron público en Nueva York un informe en el que instaban al mundo para que en la próxima sesión especial de las Naciones Unidas contra la droga (UNGASS), a celebrarse en 2019, se cambiara el rumbo de la política internacional sobre este problema global. La sorpresa, por lo tanto es mayúscula, ya que en menos de una semana se ha llegado a un acuerdo que cambiará notablemente nuestra realidad.
En dicho informe se hacía mención del fracaso que las políticas de represión a nivel internacional habían tenido en todo el mundo, no sólo por no detener su tráfico y su consumo, sino y sobre todo, por causar auténticas guerras civiles en países como México o Colombia, con decenas de miles de muertos cada año. Generando un aumento de las organizaciones criminales y su poder, así como no incidir en la solución del problema de salud pública que las drogas causan en todo el mundo.
Uruguay ya fue hace unos años, el primer país en legalizar la marihuana, tanto para el consumo, como para su distribución y venta. Y voces tan autorizadas en la materia, como el escritor y periodista Roberto Saviano, famoso por sus libros de denuncia contra la Camorra Italiana, como Gomorra, y recientemente con CeroCeroCero, en el que analiza el papel de la Cocaína como negocio y su relación con las finanzas internacionales; siempre ha dicho que la única solución sería legalizar las drogas, para así cortar el ingente auge de las organizaciones criminales, que con su poder impregnan a toda la esfera económica, y dedicar los ingresos que procederían de su regulación y de los impuestos, a combatir sus efectos en el ámbito de la salud y la sociedad en general.
El negocio del tráfico de estupefacientes es imposible de medir, pero si atendemos a las estimaciones de la DEA norteamericana, podría superar los 500.000 millones de dólares en todo el mundo. Roberto Saviano, que afirma que la Coca dirige el mundo, llega a afirmar que lo apropiado sería hablar de billones de euros. Lo que transforma esta noticia en algo muy importante y trascendente para todos.
Toda esa incalculable riqueza será ahora controlada y redirigida hacia la sociedad, transformando esa economía sumergida en legal; lo que supone una inyección de ingresos incalculables para los estados, solamente en impuestos. Y ese dinero se puede orientar a mejorar el maltrecho sistema global tras la crisis, lo que supondrá inversiones en educación, sanidad, infraestructuras e investigación. Al menos, esa es la promesa que, según Kofi Annan, ha movido hacia esta iniciativa a todos los líderes de los países que van a firmar este acuerdo mundial. Sin duda, una promesa de un mundo mejor.