Cazurros hay en todos lados y bandos.
Para mi igual de culpables son unas que otros. Tanto las que buscan machismo hasta debajo de las piedras como los tontos que parece que se les llene la boca diciendo feminazi.
Dicho esto traigo dos anécdotas.
Una de mis mejores amigas subió un twitt con la imaginen típica de “lo que los anuncios de tampax dicen que pasa cuando tenemos la regla vs la realidad” (mujer en un campo de amapolas vs mujer poseída).
Tuvo su éxito y a un iluminado le dió por decir que lo del dolor era mentira, que lo había leído en un artículo de una importante ginecóloga (creo que era en La Razón). Mi amiga consiguió, tras algunos cruces de twitts y algunos tontos apoyando a este tipo, que dijera dónde había leído eso. Pues bien, en ese artículo la ginecóloga decía que no a todas las mujeres nos tiene porque doler (entre otras muchas cosas claro)
No se si era porque el tipo quería su momento de gloria “antifeminazi” y debió creer que era buen momento o porque su comprensión lectora es la de un niño de 6 años, pero vaya tela
Y aquí otra desde el lado contrario
Soy amante del humor negro y de bromear con lo que es políticamente incorrecto, entre otras cosas con la inmigración y las ultrafeministas.
Estando tomando el café con dos compis de curro, a los que puedo considerar amigos, hablábamos de las incorporaciones que habíamos tenido en nuestros equipos.
Uno de ellos me preguntó si la morena era la que tenía barba (el año anterior habíamos tenido a una chica que tenía pelos en la barbilla y era de esas típicas situaciones en las que no quieres mirar pero no puedes evitarlo), a lo que yo contesté que no, pero que esta no se depilaba a consciencia, y maticé que era una ultrafeminista. Cabe decir que le puse el mote de feminazi y a ella le gustaba.
Dos mesas más allá nuestro había una pareja de unos 60 con su hija, y mientras se iban la mujer empezó a decirles (lo suficientemente fuerte como para que yo lo oyera): que asco de verdad, que importará si se depila o no, y encima la llama feminazi, así nos va a las mujeres con mentalidades como esta. Pobre chica.
Pasé de la incredulidad a la rabia más profunda. Que cojones hace la gilipollas metiéndose en una conversación ajena y opinando sobre ella. Encima la vieja subnormal metió la pata por opinar acerca de algo sacado de un contexto.
Lo peor fue la rabia que se me quedó dentro por no contestarle, iba identificada con cosas del curro y como me conozco y me trastorno preferí callarme (ante situaciones así o si se meten con mis perros me vuelvo muy loca)
Después de esto recalco lo de siempre. Estamos dejando una sociedad de mierda por ambos lados, tanto las/los que gastan su tiempo en tonterías como aquellos que hacen eco de ello y se ofenden.
Los ofendiditos y los que se dedican a buscar, compartir y darle bombo a todo DAN ASCO