Recomiendo leer este artículo de El País de septiembre de este año, en el que se habla de su trayectoria profesional y la relaciona con la clase de personaje mediático en el que se había transformado.
Los españoles que nacieron durante la democracia descubrieron a aquellas folclóricas en sus versiones televisivas (con enfrentamientos histriónicos, noviazgos rocambolescos y atuendos estrafalarios) y luego descubrieron su pasado como estrellas glamourosas e iconos nacionales. Hasta Umbral se reveló ante los mileniales en calidad de tele-celebridad, gritando “¡Yo he venido a hablar de mi libro!” o describiendo sus pletóricas lavativas. Del mismo modo, hay toda una generación que no ha visto ni una película de Verónica Forqué pero la conoce por sus memes virales: la descripción de la muerte de su hermano (“Se acostó en el sofá, se hizo un porro y se murió”), su reflexión fatalista en Sálvame Deluxe (“La vida es insoportable, yo cuando era joven no quería vivir”) o su enfrentamiento con un reportero al que a continuación pide perdón con un tipo de ternura que es tan característica suya que parece que la inventó. Esos jóvenes, sin embargo, entienden el concepto “Verónica Forqué” aunque la hayan conocido en su versión posfama.
Las entrevistas que concede la nueva Verónica Forqué (nueva para el público y nueva para sí misma) causan sensación porque, sin dejar de expresarse como un personaje de Mihura, ofrece meditaciones maduras y explícitas sobre en qué consiste ser una mujer adulta.
Ella sabe por qué está en MasterChef Celebrity. El motivo tiene más que ver con sus tres vídeos virales que con sus cuatro Goyas, así que instintivamente claudica y ofrece la actitud teatral que se espera de ella. A ratos, como cuando aprieta los labios y dice “Huy, la que estoy liando... no estoy crazy, ¿eh?”, recuerda incluso a Lina Morgan, otra mujer a la que España confundió siempre con su personaje. Pero por las rendijas del sainete se va colando su historia: contó, a punto de llorar, que le había mandado un mensaje a su ex diciendo “Manolito, que te quiero”. En otro momento, celebraba que le hubiese tocado en el equipo rojo: “Rojo, always, aunque cada vez soy más conservadora, también te lo digo”. Durante una conversación con Pepe Rodríguez, suspiraba: “Nos hacemos mayores, es difícil, ¿verdad, Pepe?”. Porque la performance es un caballo de Troya: Verónica Forqué sabe cómo generar espectáculo televisivo mientras da a conocer su verdadera personalidad. Es lo que toda la vida ha diferenciado a los actores de las estrellas.
A mi se me parte el alma ver a una persona tirando la toalla después de haber sonreído y luchado tanto, sobre todo si realmente te has cuestionado que la vida en cierto modo puede sentirse como un sin sentido. Una pena, que descanse en paz.