Hoy han venido un par de coleguitas de Iberdrola y al abrirles la puerta yo ya pensando en cómo despedirme con alguna frase super corta de las mías mientras les cierro la puerta. Pensaba que eran los típicos que llevaban varios meses por el país pidiendo datos y tal. Pero resulta que no solo ya no les dejan pedirme ningún dato si no que me han llamado desde la propia Iberdrola diciéndome ellos mismos todos mis datos con los comerciales delante para confirmar que es todo correcto.
¿Tantas señoras mayores han sido timadas para llegar a esto? Y lo que es más importante: ¿quién tiene el poder de obligar a estas empresas tan ruines a molestarse en contentar al cliente?