SE DISPARA LA DELINCUENCIA DE EXTRANJEROS
Interior oculta delitos, mientras crece la psicosis de inseguridad
El secretario de Estado para la Seguridad, Antonio Camacho, ha prohibido a sus subordinados facilitar cifras de delincuencia en 2006 "so pena de ser sancionados por ello".
26 de diciembre de 2006. Los extranjeros han disparado las cifras de la delincuencia y la psicosis de inseguridad ciudadana. No es una valoración. Es una verdad estadística donde la criminalidad protagonizada por españoles se vuelve insignificante. El Ministerio del Interior, lejos de estudiar recetas para poner fin al clima de inseguridad -percibido por la ciudadanía, sobre todo, en la reiteración de los pequeños delitos-, ha optado simple y llanamente por cerrar el grifo de la información y no facilitar sus datos oficiales.
A más a más, el secretario de Estado para la Seguridad, Antonio Camacho, ha prohibido de forma taxativa a sus subordinados que faciliten las cifras de la delincuencia a lo largo de este 2006, "so pena de ser sancionados por ello", según reconocen fuentes de la Policía Nacional a Elsemanaldigital.com. Todo apunta a que durante este último año se produjeron en España más actos delictivos que nunca. "Vamos a acabar añorando los lejanos tiempos en los que los actos delictivos ya rondaron en un año los dos millones e, incluso, se llegaron a superar", aseguran las mismas fuentes.
Las cifras actuales, ocultadas hasta el momento por el Ministerio del Interior, deben estar batiendo récords en los índices negativos de criminalidad. "Estamos en la línea fuerte e ininterrumpida de crecimiento de la delincuencia iniciada años atrás", subrayan las fuentes policiales. "La criminalidad ha podido aumentar en 2006 en más de un 15% con respecto a otros años", añaden. A esta fecha, más del 40% de los presos preventivos recluidos en las cárceles españolas son extranjeros.
El grupo de inmigrantes más pacífico es el de los ecuatorianos. Su incidencia en las cifras de la delincuencia es prácticamente nula. Parece que son los únicos que realmente vienen a España sólo para ganarse la vida. Los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado son conscientes del drama del inmigrante no regularizado. Ilegal en España e hipotecado en su país, es presa fácil para las mafias y un candidato a terminar en la cárcel.
Los problemas se acumulan en la Comisaría General de Extranjería sobre el consabido desbordamiento del tinglado administrativo que ha sido necesario casi improvisar para ir afrontando las sucesivas avalanchas de emigrantes. Mientras, a Interior no se le ve por la labor de poner en marcha medidas de choque. Las mismas fuentes impugnan ante este diario la desidia de los máximos responsables del Departamento que encabeza Alfredo Pérez Rubalcaba en este ámbito de su gestión.
Visto lo visto, la inseguridad ciudadana se convertirá irreversiblemente en asunto de confrontación electoral y no parece que la rota paz social entre los distintos cuerpos de las Fuerzas de Seguridad y el Ministerio del Interior vaya a favorecer precisamente a Rubalcaba.