Me parece bien, las apuestas son una mierda adictiva que solo sirve para robar a gente y provocarle ludopatía.
El que quiera echar un ratito ya se acercará, no hay por qué ha er marketing agresivo de cosas tóxicas. Igual que el tabaco. O el wow.
Me parece bien, las apuestas son una mierda adictiva que solo sirve para robar a gente y provocarle ludopatía.
El que quiera echar un ratito ya se acercará, no hay por qué ha er marketing agresivo de cosas tóxicas. Igual que el tabaco. O el wow.
Yo la publicidad no la quitaba porque antes quitaba los anuncios de compresas.
Pero una pregunta...
¿Como es posible que en estos últimos años haya casas de apuestas como casas de putas? ¿Que se esta llevando el gobierno o que mafia hay organizada con las casa de apuestas? Eso me preocupa mas. ¿Tributan en España? ¿O en paraísos fiscales?
#35 ¿Eso es cómo los padres qué protegen a sus hijos enchufandolos en la empresa con su puestito?
#38 eso no es proteger, de todas formas no es mi caso.
Quieres algo más aparte de mentir?
No veréis muchas casas de apuestas en barrios ricos.
El centro de Fuenlabrada no difiere del de cualquier otro de cualquier suburbio o población humilde de la periferia de una gran ciudad. Edificios de ladrillo naranja con decenas de años construidos al albur del crecimiento de las grandes urbes que acogían a inmigrantes de Extremadura y Andalucía. Huían del campo para llegar a las nuevas fábricas y ahora han sido sustituidos en número por senegaleses, magrebíes u orientales que intentan ganarse el sustento dando servicio a esos antiguos emigrados. Un barrio obrero más de calles mal iluminadas y asfalto plomizo con las aceras mordidas por el descuido y la desidia institucional que, conocedora de que en esos barrios les votan poco –en ocasiones ni derecho tienen– y pagan siempre, prefiere mirar hacia otros barrios.
No existen demasiados locales que permitan hacer barrio y la calle está solitaria y desapacible. El día no acompaña por la llegada de la borrasca Ana y si hubiera que acompañar la descripción con una emoción que inunda el ambiente sería la de tristeza. Entre la penumbra y el ambiente gélido, un establecimiento llama la atención sobre el resto de edificaciones por su diseño y estética. En un chaflán, presidiendo el cruce y erigida como centro neurálgico del barrio, asoma una gran casa de juegos con el apellido de su dueño: Orenes. Una tienda de apuestas deportivas y casinos online propiedad de Eliseo Orenes Baños, un empresario murciano que ha hecho fortuna con el juego y que ubica locales en barrios deprimidos, con mucho paro y que son propicios para captar clientes que puedan caer en la ludopatía.
La estrategia no es novedosa, no es más que un calco de un negocio que comenzó en Inglaterra con la proliferación del llamado “crack del juego”. Aquellas máquinas de la ruleta denominadas Fixed odds betting terminal, FOBT por sus siglas en inglés, que son una verdadera pandemia para las clases más depauperadas que ven el juego como única salida a su situación. Un estudio de la ONG Fairer Gambling recogido en The Guardian y realizado en 50 distritos concluyó que en las zonas con más desempleo había 1.251 casas de apuestas, mientras que en las que el paro había golpeado con menos dureza tan solo había 250. Una estrategia deliberada de las casas de apuestas para atraer a los olvidados de la clase obrera.
En la puerta de la casa Orenes dos adolescentes se lían unos cigarros después de haber apostado y perdido 20 euros a que el Atleti empataba con el Betis. Entre calada y calada despotrican por su mala suerte y el puto Oblak. Camino calle arriba y solo me cruzo con un grupo de hombres con chilaba que andan con prisa; una joven fuma en la puerta de un bar completamente vacío regentado por una mujer oronda con unas rastas coloridas. Mira al suelo con cara cansada en un local en el que solo se oye la música de la televisión. Los pocos establecimientos abiertos salpican de luz un caminar en el que las farolas apenas alcanzan a iluminar mis pasos. El locutorio Washim, un súper de productos latinos con una pareja china tras el mostrador y una tienda de parafernalia de smartphones son las únicas que no respetan el descanso dominical de la calle ni de sus trabajadores. Las tiendas que viven por, para, y gracias a la precariedad, son las que dominan el espacio público del barrio. Locales de compraventa de utensilios de segunda mano que permiten a los trabajadores vender sus escasas pertenencias para subsistir se agolpan en escasos metros. Cash converters, Super chollos y T-Lo-Compro adornan las fachadas con sus carteles apagados pero de colores muy llamativos.
Doblo la esquina y me encuentro un cartel de otro local que me anima a apostar con neones intimidantes. Esta vez se llama Sportium, un establecimiento que ocupa casi la fachada entera de una manzana y en el que entro a tomar un café que atenúe el frío que se ha apoderado de mis dedos al escribir las notas. Todos los clientes de la barra hablan en un inglés identificable por ser el propio de alguna antigua colonia británica de África. Beben cerveza y comentan su esperanza en la derrota del Barcelona para cambiar la suerte que por ahora les ha sido esquiva. Una máquina que simula una ruleta con una multitud a su alrededor es la protagonista del local. Es una de las temidas FOBT que ya han llegado a nuestro país. Voces y quejas son las protagonistas de la algarabía. Todos hombres, excepto la camarera y una chica muy joven con cara de no comprender qué está haciendo al observar cómo juega a las máquinas su novio adolescente.
Con premura y un fuerte golpe en la puerta entra un chico de no más de 18 años. No oculta una cartera de mano de piel que parece una mala imitación de Loewe. De ella saca un fajo considerable de billetes pequeños de cinco euros mientras camina con prisa a la máquina de la ruleta. El gesto casi verbaliza la ansiedad del muchacho por jugar. En la puerta, mientras, espera un grupo de amigos, menores, a que su compañero mayor de edad haga la apuesta de todos. Apuro el café y salgo de la casa de juegos. Nada más encarar la calle adyacente me encuentro otra sala de apuestas, esta vez del grupo Codere, a la que me asomo para ver que los feligreses tienen las mismas características que en los anteriores locales. Solo 150 metros separan tres casas de juegos de la competencia, todas llenas, buscando los pocos recursos de quien solo tiene la esperanza del azar para cambiar su precaria existencia. Un domingo cualquiera en otro barrio obrero.
#40 Eso pienso yo. Los locales no los veras en barrios bien, se comen los barrios trabajadores porque sus habitantes son el target.
Para mí es una puta lacra que se ceba con los más desfavorecidos.
#44 Que van a fumar esos xD
Derrepente del dia a la mañana se compraron los vapers, que si vainilla que si chocolate.
Ahora discuten sobre cuando dura las resistencias y tal, pero el tabaco nunca lo han probado.
#40 y que? Que pena, oye.
Pero insisto, que hace ml Sportium?
Montaos vosotros unacasa de apuestas en un barrio rico xD
Me parece espléndido, ojalá se pongan las pilas en España porque es una auténtica vergüenza el bombardeo 24/7 de esta publicidad de mierda. Mucho se habla de las drogas y muy poco de lo que hace a la gente el Juego, encima a cualquier hora del día. Quien quiera jugar ya sabe dónde y cómo hacerlo y allá ellos tengan suerte o no, pero lo que está pasando tiene que terminar.
Esperemos que sea esta una medida pionera y que siga en el resto de países Europeos. Una lacra el de las apuestas que encima se anuncia en deportes de alto target de adoslecentes, que ven en esto como una manera de aumentar su dinero que le dan sus padres para, ya en un futuro no muy lejano, intentar llegar a fin de mes por haberlo perdido todo en apuestas.
#14Nerviosillo:No se cómo andará en el resto de la UE, pero si lo próximo fuese una ley que limitase los minutos de anuncios en la televisión pública, firmaba y con gusto.
De hecho la hay, el problema es que sale más rentable meter 20 minutos de anuncios por hora y con lo que te pagan pagar la multa que poner solo 5.
Prohíben la publicidad de las casas de apuestas y no la publicidad de la mayor estafa del planeta, también conocida como impuesto a los tontos: la lotería.
El problema de prohibir esto por razones como "produce ludopatía" etc, es que empiezas por aquí y acabas prohibiendo muchas más cosas.
En resumen, me parece bien que se prohíban estas cosas porque las personas no son lo suficientemente inteligentes, ni tienen la suficiente fuerza de voluntad para evitar irse por estos derroteros. Así que alguien tendrá que ejercer de padre si ellos no pueden.
Sois muy listos para poder votar pero tan gilipollas que tenemos que decidir que podeis o no ver.
#14 Mejor deja que la television publica se financie por su propio rendimiento en lugar de limitar la publicidad que puede o no poner.