Aniversario de la Constitución
Luis del Pino
Hoy se cumplen treinta años de la Constitución. De esa Constitución que para la gran mayoría de la población fue un punto de llegada a la democracia y que, sin embargo, para ciertos partidos, para ciertos círculos, para ciertos dirigentes políticos, no era en realidad sino un punto de partida. Un punto de partida con el que iniciar una carrera para conseguir unos objetivos incompatibles con el propio concepto de nación de hombres libres e iguales.
Y lo malo es que esa tarea de cuestionamiento de la Constitución, emprendida desde antes incluso de aprobarse su texto en referéndum, contó durante años con la ceguera, cuando no con la complicidad activa, de una gran parte de la clase política, para la cual había que ser "comprensivos" con quienes decían no verse reflejados en esa Constitución; había que retorcer la Constitución para que se sintieran "cómodos" dentro de ella quienes, en realidad, no hacían sino compartir objetivos con los asesinos; había que atraerse a los nacionalismos "moderados" y permitirles socavar milímetro a milímetro los cimientos del edificio constitucional para que no se "echaran al monte".
Y el resultado no ha sido otro que aceptar como normal que la Constitución se incumpla, aceptar como normal que en amplias regiones de España exista un auténtico estado de excepción lingüístico por el que algunas de las libertades individuales reconocidas en la propia Constitución están suspendidas, aceptar como normal que partidos supuestamente nacionales cierren acuerdos de legislatura o de gobierno con formaciones que buscan destruir esa Constitución, aceptar como naturales las negociaciones con los asesinos y con los que prestan cobertura ideológica a esos asesinos. Aceptar como normal, en suma, el estúpido argumento de que no nos queda otra salida que permitir que los nacionalismos vayan destruyendo poco a poco la Nación, porque, si no, esos nacionalismos se "radicalizarían ".
¿Se "radicalizarían"? ¿Más? ¿Y qué se supone que nos harían? ¿Matarnos? Ya lo llevan haciendo treinta años.
El ascenso al poder de Zapatero, 11-M mediante, ha llevado a que afloren las contradicciones últimas de ese sinsentido. De un lado, el PSOE ha ligado de forma definitiva su suerte a la de los nacionalismos; de otro, un porcentaje creciente de la población española ha empezado a rechazar los argumentos utilizados para pedir "comprensión" hacia esos partidos disgregadores.
A todos se nos ha pasado por alto un hecho que revela el altísimo grado que ha alcanzado esa contradicción entre la clase política y la ciudadanía. Me refiero a las pretensiones de reforma constitucional que se pusieron sobre la mesa nada más llegar Zapatero al poder. Lo que se pretendía, era, ni más ni menos, reformar la Constitución, pero no para destruir ese cáncer llamado nacionalismo, sino para modificar el Senado con el fin de convertirlo en una cámara de representación territorial. Un nuevo gesto destinado a "encajar" los nacionalismos en la Constitución. Una nueva cesión para que sientan "cómodos" los que comparten objetivos con los que matan. Un nuevo paso hacia un modelo confederal.
Sin embargo, la reacción de la opinión pública a los intentos de implantar estatutos abiertamente inconstitucionales, la negativa de una gran parte de la población a aceptar que los nacionalistas consiguieran sus objetivos finales gracias a la negociación con ETA, forzó a aparcar ese nuevo asalto a la Constitución de todos.
Y, de hecho, lo que sucedió fue que empezaron a alzarse voces pidiendo una reforma constitucional en sentido justamente contrario: para recuperar competencias para el Estado; para reformar la ley electoral con el fin de limitar el poder de chantaje de los nacionalistas; para garantizar que España sea, en efecto, una nación de hombres libres e iguales. Y el asunto entero de reforma de la Constitución en sentido confederal quedó aparcado. Un tanto que podemos apuntar en nuestro haber.
Hoy que celebramos el aniversario de la Constitución, resulta interesante retomar el debate y dejar claro que hace falta acabar con los nacionalismos, moderados o radicales, por todas las vías democráticas. Y una de esas vías sería la reforma constitucional para limitar su poder.
Sin embargo, esa vía no sería suficiente, porque el problema es más profundo. Tenemos una Constitución perfectible, sí, pero es que encima esa Constitución se incumple de manera sistemática.
No hace falta reformar la Constitución para garantizar los derechos lingüísticos en Cataluña. Esos derechos ya están garantizados en la Constitución actual. Pero no se respetan, gracias a la complicidad de los sucesivos gobiernos españoles y de los sucesivos tribunales constitucionales.
¿De qué serviría entonces reformar la Constitución en sentido unitarista, si luego esa Constitución se pervierte, "interpretándola" según los deseos del gobierno de turno?
Hace falta un cambio mucho más profundo en nuestro sistema. Un cambio orientado a conseguir algo tan simple como que la Ley se respete, y especialmente esa ley de leyes que es la Constitución. Simplemente con que la Constitución actual se respetara, nuestros problemas estarían solucionados casi completamente.
Pero el incumplimiento de la Ley se ha convertido en norma en España. Me temo, por tanto, que el problema no se resolverá con una mera reforma constitucional. Hará falta un cambio de mentalidad completo. Será que hoy estoy pesimista, pero creo que estamos abocados, indefectiblemente, a una limpieza en profundidad de una clase política que ha hecho dejación, hace ya mucho tiempo, de la principal de sus obligaciones: la de respetar la Ley y obligar a que otros la respeten.
Por ejemplo, las leyes que impiden financiar a terroristas. Porque no es otra cosa lo que el Gobierno Zapatero leva haciendo cuatro años: entregar nuestro dinero a los ayuntamientos gobernados por ANV para que ETA pueda seguir pegándonos tiros en la nuca con balas compradas con nuestros propios impuestos. No sólo en China pagan la bala los condenados a muerte.
http://blogs.libertaddigital.com/enigmas-del-11-m/aniversario-de-la-constitucion-4168/
Mientras tanto en una lejana galaxia...
Joan Tardá grita "muera el Borbón" en el acto de ERC contra España y la Constitución
El anunciado acto de ERC contra la Constitución, con entierro y quema de la Carta Magna incluido, tuvo como colofón un discurso del diputado Joan Tardá que concluyó con el grito "muera el Borbón". Al PPC, por celebrar un homenaje, la guardia urbana le pidió la documentación.
Episodios como la quema de fotos de la monarquía en Barcelona por radicales independentistas quedó este sábado ampliamente superado por la puesta en escena de las Juventudes de Esquerra, que no dudaron en quemar y enterrar la Constitución y que concluyó con el grito "muera el Borbón" pronunciado por un diputado en las Cortes, el independentista Joan Tardá.
Mientras el PPC tuvo que acreditar su permiso para repartir en la calle ejemplares de la Constitución española, los republicanos no tuvieron problemas para poner en escena el acto contra el Estado que fue anunciado hace unos días mediante una esquela en los periódicos.
Un grupo de ellos portó un ataúd con el nombre de la Constitución para simular su entierro. El féretro fue posteriormente quemado. Después, llegó el turno de las proclamas políticas: el invitado estrella, el parlamentario Joan Tardá, no dudó en llamar "corrupto" al Tribunal Constitucional, según recogió la Cope. Y concluyó su discurso con un "viva la República y muera el Borbón".
El Mundo relata que en esta ocasión no ardieron fotografías de la Corona, quizás por los procesos judiciales abiertos contra los individuos que en actos similares pudieron ser identificados, pero los manifestantes sí portaban caricaturas sobre la monarquía o la tauromaquia. También se cantó Els Segadors y se pidió la independencia de Cataluña.
Tras el acto, El Mundo se puso en contacto con Tardá para preguntarle por su proclama en el acto. El diputado justificó su "muerte al Borbón" diciendo que "se utilizaba comúnmente como proclama durante la Guerra dels Segadors".
Moraleja: Malditos crispadores estos del PP catalan. Como no los van a agredir cada 2 por 3.
Mas noticias sobre el estado de salud del paciente:
-CHACÓN, ausente en el izado de la bandera faltando a una tradición que sí cumplieron sus predecesores en el cargo.
-Alfonso Guerra aprovecha el 30º Aniversario de la Constitución para pedir medidas que pongan freno a los nacionalistas. Reclama derogar el artículo 150.2. de la Carta Magna, que permite a las comunidades asumir nuevas competencias estatales.
-Rosa Díez denuncia que el Gobierno vasco no garantiza la libertad de los ciudadanos
-Zapatero descarta reformas en la Constitución porque cree que no son "imprescindibles".
Curioso espectaculo, Socialistas vs neosocialistas/naziprogres...el PP mientras mirando sin molestar, no sea que lo acusen de crispar.