Eso se debe en parte a que en los 80’s el cine de autor (piensa en Francis Ford Coppola, Roman Polanski o Stanley Kubrick) estaba dando sus últimos estertores y desde entonces (aún cuando se hayan dado casos excepcionales) las principales productoras (que cada vez, debido a la acumulación horizontal, han ido aglutinando una mayor parte de la producción y recaudación mundial) se han ido volviendo más formulaicas.
Una clara muestra de éste cambio de aprecia en la agrupación de películas en torno a determinadas fechas:
Tenemos el típico Blockbuster, peliculón de verano, época en la que las productoras lanzan sus producciones de mayor presupuesto.
Casi todas las películas de terror salen durante los meses de septiembre y octubre en anticipación a su versión del Día de Todos Los Santos.
Los últimos meses del año y, descontando las semanas previas a la navidad, suelen ser baldíos, puesto que en buena parte de los EEUU hay nevadas y otras inclemencias climáticas que impiden (o simplemente desalienta) a la gente de ir a los cines.
También tiene que ver con el hecho de que, primero la televisión convencional y luego los medios de vídeo en casa (desde las cintas magnéticas hasta el streaming ) han ido robando audiencia a las películas, por lo cual las productoras han tomado muchas medidas para volver a llamar su atención, como adaptaciones de cómics y videojuegos famosos y respetados.