#605 Te voy a contestar en serio, venga.
1- Puedes expresar tu sexualidad sin problema en cualquiera de tus entornos: amistades, familiar, laboral... Nadie considera un escándalo o algo reseñable que seas heterosexual. Puedes decirle a un compañero de trabajo cuán buena está esta o esa otra chica. Puedes hablar de tu pareja heterosexual e incluso presentarla en cualquier entorno sin problema. No hay peligro ninguno en que, por la calle, os deis la mano u os beséis. No consideras un bar lleno de personas como un lugar poco seguro para besarte con tu pareja o magrearte porque cuando lo haces, te expones como poco a malas miradas o empujones "casuales" y como mucho a que te echen del local o te peguen una paliza (y por favor, no te atrevas a negarme esto, que los bares de ambiente no existen por casualidad ni ciencia infusa).
2- Tu sexualidad está representada por doquier, desde que eres bien pequeño. La gente te pregunta si tienes pareja heterosexual desde que entras en el colegio, pero no puedes darte la mano con alguien de tu mismo sexo, salvo que seas chica, porque eso es de maricones. No te expones a insultos, bullying o señalamientos por tener pluma o por no encajar en un estereotipo heterosexual.
3- Vives tu sexualidad en la adolescencia. La mayor parte de las personas LGBT la viven en su juventud temprana, porque entre confusión, homofobia y demás, han de ocultarse.
4- Tu orientación sexual está presupuesta de serie. A nadie le importa... hasta que se revele lo contrario. E influye. Tú no tienes que esconder tu heterosexualidad y fingir que eres homosexual en una entrevista de trabajo. Yo sí tengo que hacer lo contrario, porque he perdido oportunidades laborales porque la persona que entrevista considera mi orientación sexual como algo que no es buena imagen para la empresa.
5- No tienes ningún problema, jamás, en un vestuario. Sin embargo, salir del armario, incluso aunque lleves meses compartiendo dicho vestuario con esa persona, provoca problemas.
6- Tu sexualidad no es un tabú. Puedes follarte a todas las personas que quieras (y quieran) sin que se te juzgue por ello y sin que se te estigmatice con ITS como el VIH. Tu promiscuidad no es tan pecaminosa como la mía.
7- No se te acosa por tu orientación sexual. Nadie recibe acoso laboral, escolar o familiar por ser heterosexual. A nadie le echan de casa. Nadie tiene problemas por confesar que le gustan las personas del otro sexo.
8- No se te aplican terapias de conversión. Tu orientación sexual es normal y, por tanto, correcta. La mía no, se considera una enfermedad incluso en sitios donde legalmente ya no es así gracias a leyes que los partidos que claman abogar por la familia han tratado de tumbar constantemente.
Ocho, así a bote pronto. Y no sigo, que me dan náuseas.