A raíz de trasladarme a Madrid me tocó en su día toparme con unos cuantos latinos en mi camino e incluso "convivir" (o más bien sufrir) con varios mexicanos de familias bien avenidas. Es tremendo el porculo que puede llegar a dar esta gente en el día a día, que si los gringos esto, los gringos lo otro, las fronteras tendrían que estar abiertas, los gallegos son todos tontos, que si España carece de gastronomía, Méxicio es color, visita México te encantará, no somos sudamericanos, ¡somos Norteamérica!, que si ustedes disen mal tal o cual palabra porque nosotros somos ciento nosecuantos millones, ah pero nosotros no tenemos el terrorismo... En fin terrorífico, mentes infantiles, de ideas fijas y que rebotarán como un frontón cualquier intento de razonar con ellas, da igual cuál sea la cuestión. Pues me resulta banstante gratificante constatar ahora como cuando el latinoamericano tiene presente su maravillosa región multicolor (y no en la memoria tras haber emigrado), les da menos apuro reconocer que aquello está más cerca del infierno en la Tierra que del cielo que gustan de pintar.