Hablando, más bien escuchando a unos amigos, me contaron la precariedad de la hora/productividad que había en España. Decía esto porque estaba argumentando acerca del por qué España no era el objetivo de empresas multinacionales para la implantación de industria. Superando el famoso mito del paraiso fiscal y de los chinitos trabajando por cuencos de arroz, hablaban de los impedimentos gubernamentales en materia de derecho laboral y urbanístico que se imponen a diario para la afianzación de estas empresas. De claro ejemplo de esto puede servirnos el modelo catalán -la cuna de la economía española- en el cual, debes de poner el rótulo en catalán obligatoriamente (puedes ponerlo también en el idioma que te de la gana, pero debe de rezar en catalán obligatoriamente) y por ejemplo, debes de respetar a las pequeñas superficies a la hora de imponer tu fábrica, supermercado, o lo que quieras poner. No me costó imaginar que tanto proteccionismo y tanta legislación, sumada a la poca productividad/hora que tienen los españoles de media, debía de como mínimo espantar a cualquier inversor.
De esta manera, en las cunas de la socialdemocracia, como pueden ser los países nórdicos, se esfuerzan por poner las menos trabas posibles a los futuros inversores; no atentando así en los preceptos proteccionistas del modelo estatal socialdemócrata.
De esto mismo me acordé ayer. Estando en las urgencias del hospital de mi pueblo, las gradas estaban abarrotadas como siempre. Gente quejándose, gimiendo del dolor y toda esa mierda. El purgatorio, más o menos. Y entonces un hombre empezó a hablar malhumorado; llevaba una hora allí sentado y decía que los "hijos de puta" no hacían nada porque estaban viendo el Barsa-Inter. Sin pensárselo dos veces, entró en la zona restringida y empezó a dar voces. Amablemente, más bien un poco acojonadillos, le invitaron a sentarse. Como por arte de magia, empezaron a llamar sistemáticamente. Al pasar por el angosto pasillo que servía de pasarela a las consultas, había una puerta entreabierta. Al mirar, no podía creer lo que veían mis ojos. Los celadores, médicos y enfermeros estaban sentados en las camas, todos despanzurrados, viendo el partido en una tele colgada del techo. Como menos curioso.
Esta mañana, también me acordé. Estaba en la seguridad social, y pese a que había muchísima gente y muchísimas mesas para atender a la gente, la mitad estaba vacías, y ellos pululando, hablando entre ellos sin hacer nada.
Y entonces se me ocurrió una idea. La idea de poner una queja o reclamación siempre me ha seducido, pero cuando lo he hecho, me han respondido de manera impersonal disculpándose sobre el colapso del sistema. Y así constatar de que no vale de una mierda. Pero lo que se me ocurrió fue un sistema peculiar, que si estaba planteado ya como idea, al menos no se llevaba a cabo:
En España nadie quiere trabajar. Todos quieren cobrar lo máximo haciendo lo mínimo. Los jefes hacen la vista gorda -estoy hablando claramente en el campo del funcionariado, donde la productividad/hora no le afecta en lo más mínimo- para que los jerárquicamente inferiores, así lo hagan con ellos y, como decía mi abuela: el uno por el uno y el otro por el otro, la casa sin barrer. Así que, ¿por qué no implantar la figura del negro con el látigo? Me explico. Una persona responsable de la productividad, que se encarge de amonestar con reducción de salario e incluso despido a las personas que intenten hacer mal su trabajo. El salario de dicho "negrero" depende de la efectividad del funcionamiento, así, si el tío decide hacer la vista gorda tendrá repercusión directa en su renta. El hará que los demás trabajen para él cobrar. Defenderá lo suyo a costa de lo de los demás. Si una queja llega por el mal funcionamiento del sistema, zás, ese tío recibe una advertencia para que se pongan manos a la obra. Si la queja reincide, se queda sin cobrar, sin incentivos, o con la penalización que se disponga en el cargo.
Todo el mundo tiene responsabilidad en su trabajo: si no lo haces bien, puerta. Si no das la talla, contrato a otro que la de por ti. ¿Por qué los funcionarios no iban a funcionar así? Son sin duda alguna unos vagos de aupa. Gente, y no toda, que va a hacer lo menos posible. Gente que con su pasotismo desvirtúa a la gente que recibe sus servicios. Desde luego, privatizar no es la solución, pero al menos algo hay que hacer.
Saludos.
Edit: #3 Claro que hay reglas, no las he puesto porque creo que no se cumplen. Si tuvieran miedo de perder su trabajo, no se tocarían los cojones.