Lo que más gracia me hace de todo esto es que haya gente llamada antifascista que actúe de un modo más fascista que algunos que se autoproclaman fascistas. Manda huevos.
No lo digo por el chaval (que por mucho que lamente la muerte de ese ser humano, no lo conozco ni me interesa), lo digo por gente de estos colectivos que todavía no se ha dado cuenta de que su ideología (los que la llegan a construir por sí solos) es igual de antiliberal (por lo tanto en contra de mi libertad económica, laboral, religiosa, de expresión y política) que la de los nazis. Y no, no quiero cambiar a unos fachas malos por unos fachas buenos. Sí, fachas. Para mí lo son. Y ni la muerte de una persona ni la muerte de millones va a cambiar esto de mi mente.
Hay que ser coherente y consecuente. Y la verdad es que hay poca higiene democrática en las declaraciones y actos de mucha gente "revolucionaria", "antifascista", "antiracista", "antiliberal", "antiimperialista" que lucha contra una democracia y un Estado que precisamente le está otorgando la condición de ciudadano y no de campesino, obrero, soldado o camarada. Lo siento, pero a mí no me engañan. Yo sí soy antifascista y voy a luchar en todo momento contra toda ideología totalitaria que me quiera arrastrar como quien arrastra a un rebaño de ovejas dúctiles, que de camino se van cagando como quien va rompiendo mobiliario urbano.
A mí no me la pegan, ni unos ni otros. Y como el ejercicio democrático de manifestarse y de libre expresión es otorgado en nuestra democracia a quien tiene algo que decir, lo haré. Lo haré para evitar que algún día sólo se puedan manifestar los chupatintas ramplones de tal o cual partido o colectivo.
Se acabó la era de los rebuznos y las manadas, de las cuchilladas y las coacciones. Reclamemos lo que nos pertenece, porque hay gente que nos lo quiere arrebatar.
PD: Soluciones decimonónicas para problemas del Siglo XXI. ¿Quién decía que ibamos a mejor?