Hace tiempo leí de una escritora y activista una serie de artículos sobre la violencia en el hogar que me parecieron muy interesantes. Muchas veces leyendo u oyendo cosas sobre el feminismo institucionalizado (o hembrismo) me venía dicha persona a la mente, pero no recordaba el nombre. Hoy a raíz de un hilo que se ha abierto, me ha saltado la chispa y buscando en la red la he re-encontrado:
Erin Pizzey
Erin Pizzey fue la promotora y fundadora de las primeras “casas de acogida”, refugio para mujeres maltratadas y sus hijos que se pusieron en funcionamiento en el mundo, concretamente en Londres, Reino Unido, en el año 1971, con el nombre de Chiswick Women´s Aid; iniciativa por la cual deberían estar agradecidos todos los humanos –mujeres y hombres- de buena voluntad.
Fue también Erin Pizzey quien escribió, en 1974, el primer libro que aborda el asunto de las mujeres maltratadas, con el título de “Scream Quietly or The Neighbors Will Hear”.
Sus libros (los que no son de ficción) fueron perseguidos y censurados por asociaciones feministas e instituciones en UK. Y en la actualidad, teniendo ya alguno más de cuarenta años, siguen levantando ampollas por su contenido.
Casualmente la oposición a sus conclusiones y a sus planes de trabajo con individuos proclives a la violencia ha procedido –siempre- de mujeres que trabajan en el campo de la violencia familiar que se hacen llamar a sí mismas “feministas”.
Dos tipos de víctimas
En el refugio, Erin pronto pudo dividir las mujeres maltratadas en dos grupos:
- Mujeres maltratadas inocentes, que huyen de la violencia.
- Mujeres adictas o proclives a la violencia, víctimas de su propia violencia, que no sólo no huyen de ella, sino que la buscan de forma consciente o inconsciente.
En 1981 Erin Pizzey publicó en el periódico British New Society un artículo en el que diferenciaba claramente a las dos clases de mujeres (ni que decir tiene que también se dan las dos clases de hombres-varones). En su artículo hacía distinción entre las mujeres que accidentalmente se han visto relacionadas con un compañero violento, al que desean abandonar y no volver a ver nunca más, y las mujeres que debido a profundas razones psicológicas buscan una relación violenta, e incluso varias, y no tienen intención de clase alguna de abandonar a su compañero.
En sus escritos, Erin Pizzey, afirma que cualquier trabajador social honrado que desarrolle su labor en el ámbito de la violencia familiar, sabe que hay mujeres que pueden ser liberadas de sus relaciones violentas sin gran dificultad. Tales mujeres pueden estar necesitadas de encontrar un nuevo lugar o entorno donde vivir, o ayuda financiera, o ayuda legal o apoyo emocional para superar sus sentimientos de responsabilidad-culpabilidad, compasión e incluso pena de su compañero maltratador, que ella intenta abandonar…
Esta clase de mujer es la que Erin Pizzey llama mujer ‘genuinamente maltratada’.
Proseguía, Erin Pizzey, afirmando en su artículo que, también cualquier trabajador social honrado del ámbito de la violencia familiar, debe admitir que hay mujeres a las que es difícil ayudar. A ese tipo de mujer se la puede intentar ayudar legalmente, en lo financiero/económico, y hacer todos los preparativos para que tenga una nueva vida independiente de su compañero abusador… Pero esta clase de mujer acaba volviendo una y otra vez con su compañero, o si deja al compañero acaba buscando una nueva relación con otro compañero, ¿casualmente? violento. Ésta es la clase de mujer que Erin Pizzey denomina ‘Mujer Proclive a la Violencia’…
Si a esto le sumamos datos actuales del observatorio contra la violencia de genero... Blanco y en botella.
Alrededor del 60 por ciento de mujeres víctimas de violencia doméstica (que el Observatorio denomina indistintamente “violencia de género” y “violencia machista”) volvió con su agresor, según el antedicho observatorio.
Conclusiones
La intención de Erin Pizzey es la de intentar probar que el asunto de la violencia familiar debe ser visto en el terreno de lo personal, psicológico, más que en el terreno de lo político. Ella afirma que los individuos proclives a la violencia “se crean” en primer lugar por las enseñanzas violentas recibidas en su infancia. La infancia, las familias violentas y las dinámicas familiares, deben ser consecuentemente tenidas en cuenta y ser foco de atención en los próximos estudios que se emprendan respecto de las relaciones violentas.
Las investigaciones de E. P. concluyen que una infancia violenta es muy probable que cree una adicción a la violencia que lleve al individuo a seguir reproduciendo la violencia en sus sucesivas relaciones. Sus estudios demuestran que hay que hacer una clara distinción entre mujeres maltratadas y mujeres proclives a la violencia.
Otra de las conclusiones de sus investigaciones es la de que la violencia no es exclusiva de determinadas edades o sexos. E. P. ha atendido a hombres violentos, mujeres violentas, niños violentos, adolescentes violentos, familias violentas. La autora afirma rotundamente que, contra lo que se nos pretende hacer creer, la violencia no es un problema exclusivamente masculino.
It doesn’t matter how often you say this, or you point it out. You tell a lie long enough, Goebbels said, you can brainwash the entire community. And that’s what’s happened here. - Erin Pizzey.
Fuentes y ampliación
https://en.wikipedia.org/wiki/Erin_Pizzey
http://www.ellibrepensador.com/2014/12/22/erin-pizzey-la-censurada-pionera-de-la-violencia-domestica/
http://whiteribbon.org/domestic-violence-law/refuting-40-years-of-lies-about-domestic-violence/
http://www.erinpizzey.com/