El espíritu de un ninja araña milenario atraviesa varias dimensiones para poseer a un joven que corre carreras ilegales de coches. Junto a su padre, que también es poseído por otro ninja, construirá el coche ninja que les haga recuperar la fortuna de la familia.
Todo muy ninja. Esto merece más la pena que lo del ojotrusky de Trueba y los 4 millones de euros en subvenciones que lleva.