Que se complique la vida en exceso.
Que no sea aseado
Que no le gusten los animales. Mi perro va por delante de cualquier hombre.
Que no me deje mis espacio para dedicarme a hacer lo que me da la gana.
Que me diga lo que puedo o no puedo hacer.
Que grite. Lo odio con todas mis fuerzas.
En definitiva, que tenga claro que una pareja no es un lazo de sangre ni una posesión enfermiza. Es una opción que tú decides incorporar en tu vida y que haces con gusto, no por necesidad.