Es, literalmente, como si se agruparan todos los frikis de Crónicas Marcianas, los marginados de Detroit y los yonquis de los 80 para ir a escuchar la música más repetitiva jamás creada. Asombroso el percal de flotadores, peña desnuda o semidesnuda subiéndose al escenario y las tías chungas que aparecen esporádicamente en un mar de penes. Disfruten el sida: