Transfondo
Debido a la acumulación de varias condiciones económicas y sociales, ante el estallido de la Primera Guerra Mundial, los dirigentes españoles decidieron que el país no debía de intervenir en el conflicto, apoyando a un bando o a otro; decisión ésta ratificada por el rey.
Sin embargo, en el ámbito personal de éste último, la situación no podía encontrarse más tensada: por una parte, su madre, la reina viuda María Cristina, descendiente de la casa de Habsburgo, se posicionaba a favor de las potencias centro-europeas (es decir, Austria y el Imperio Alemán), por el otro, su esposa, Victoria Eugenia, era nieta de la reina Victoria, y prima del Jorge V, monarca, en aquél entonces del Reino Unido, y apoyaba ésta última al bloque aliado en el que también se encontraban Francia y la Rusia Zarista.
El hecho desencadenante.
En el otoño de 1914, entre las múltiples peticiones que recibía todos los días, el rey encontró una carta de una lavandera francesa, cuyo marido había sido dado por desaparecido tras la batalla de Charleroi (Bélgica). La mujer suplicaba a Alfonso XIII que le ayudara a localizar a su esposo. El rey ordenó a las representaciones diplomáticas españolas en París y Berlín que se movilizaran para averiguar el paradero del soldado francés: estas gestiones dieron sus frutos y tras localizar al hombre en un campo de prisioneros, el propio rey escribió a la esposa para darle la buena nueva personalmente. Los hechos trascendieron a la prensa, lo que provocó que cientos de franceses escribieran al monarca solicitando su ayuda para buscar a sus seres queridos. La noticia no tardó en traspasar las fronteras de Francia, y las cartas empezaron a llegar de todos los países implicados en el conflicto.
La oficina, propiamente dicha
Personal de la Oficina frente al Palacio Real (1917)
El 24 de octubre de 1914 se abrió oficialmente la Oficina Pro Cautivos, financiada exclusivamente con dinero privado de la corona. Esta oficina, ubicada originalmente en un desván del Palacio de Oriente, y que comenzó con siete trabajadores, llegó a contar con una plantilla de más de 50 personas entre voluntarios, empleados y colaboradores, que hablaban varios idiomas. La oficina constaba de los siguientes departamentos:
- Desaparecidos.
- Información y correspondencia en territorios ocupados.
- Prisioneros.
- Repatriación de militares heridos graves o enfermos.
- Repatriación de población civil.
- Internamiento en Suiza.
- Tramitación de indultos.
- Conmutaciones de pena.
- Remesa de fondos a individuos o familias en territorios ocupados que se hallan aislados desde hace tiempo de sus familiares (extendidas en ocasiones a prisioneros civiles y militares).
- Informes de las inspecciones de delegados en las embajadas españolas de Berlín, Viena y Roma.
La oficina tramitó unas 500 peticiones urgentes de indulto de condenados a muerte, más de 5000 peticiones de repatriación de heridos, 25 000 solicitudes de información sobre familiares en territorios ocupados y más de 250 000 solicitudes de información sobre desaparecidos o prisioneros. Se ocupó de personas de numerosas nacionalidades, aprovechando las buenas relaciones de la familia real española con ambos bandos contendientes: 122000 prisioneros franceses y belgas, 7950 británicos, 6350 italianos, 400 portugueses, 350 estadounidenses y 250 rusos. En puertos españoles se canjearon 21 000 prisioneros enfermos y alrededor de 70 000 civiles pudieron ser trasladados a zona segura. Los agregados militares españoles realizaron también más de 4000 visitas a campos de prisioneros, e incluso se consiguió un acuerdo de no agresión a los buques hospitales británicos.
Consecuencias
En el ámbito internacional: al reconocimiento de la labor de la Oficina por la República francesa se unió el de los gobiernos del Reino Unido, los Estados Unidos, la Sociedad de Naciones y los reyes de Bélgica, entre otros. La labor de la oficina fue ampliamente elogiada en la prensa internacional, aunque no encontró el mismo eco en la española.
Por la labor humanitaria de la Oficina Pro Cautivos, el rey Alfonso XIII fue candidato al Premio Nobel de la Paz en dos ocasiones, en 1917 (el premio fue otorgado a la Cruz Roja) y en 1933, cuando ya se encontraba en el exilio, aunque nunca llegaron a concedérselo.
Bibliografía
Jorge Díaz: Cartas a Palacio (2014).
Manuel García Rivas: «Alfonso XIII y la labor humanitaria de España». Revista española de Defensa (Octubre de 2014).
Edit: Gracias a #4 por mencionar el documental de RTVE. Lo dejo aquí alojado en Dailymotion.