#211 Dios mio, el restaurante del IKEA ... justo lo estaba pensando.
Llego al buffet ese (por llamarlo de alguna manera) que te camelan con las ofertas de las sabrosas albondiguillas y los macarrones con tomate, y al final se acaba optando por un buen plato de codillo con patatas fritas, y eso es imposible de digerir agradablemente sin un buen vaso rellenable de refresco a 1'60 el cartón azul.
Maldito el momento que me acerqué a aquella máquina expendedora de refrescos, y me encuentro que son todo marcas blancas. Opto por el refresco de Cola, y paso a echarle hielo a la máquina lateral, que como creo que le ha pasado a todo el mundo, no se ha coscado de que hay unos botones programables para definir si quieres chorrete de agua, hielo o ambas cosas a la vez.
Es muy frustrante, porque aunque consigues mezclar el refresco neto con el hielo, de alguna manera, se queda muy aguado, incluso mejor dicho, asquerosamente aguado.
Yo no sé si es el hielo, o es que con el hielo se cuela un chorro de agua, o cómo lo hacen, pero desde luego, está pensado para que se te ague el refresco.
Sin duda, el refresco del IKEA gana a todos por goleada en cuanto a aguamiento.