Recuerdo a mi Schnauzer miniatura, el día de fin de año y Sant Juan tenia que ir al veterinario a comprar pastillas para sedarlo ya que por esas fechas del miedo llegaba a cagarse y mearse encima.
Encima recuerdo encerrarme con el en la habitación más aislada con un cuenco con agua y tener que controlar toda la noche que bebiera agua para no deshidratarse por la pastilla.
Ahora ya no lo tengo, pero ese día aprovecho para comprar petardos y me paseo por la casas de la urbanización, al puto retrasado que se le ocurre tirar un petardo a las 6:30 de la mañana le arrojo uno trueno encendido al jardín su casa, a ver si se despierta de una puta vez asustado como el, encima a ver si de rebote me cargo un puto vidrio o exploto el ficus.