El Petiso Orejudo: el temible asesino serial de niños

darkmath77

El arte de matar por placer. Esa frase sirve para comprender quien era Cayetano Santos Godino, uno de los personajes más tenebrosos en la historia argentina. Cuando la gente lo veía, todos tomaban nota sobre la forma extraña de sus orejas. Todos lo bautizaron como El Petiso Orejudo.

Sus víctimas siempre eran menores de edad

El hombre tuvo una vida repleta de crímenes. Recién el 4 de diciembre de 1912 fue detenido por ser el principal sospechoso de matar a Jesualdo Giordano, de apenas tres años. Ese crimen fue el inicio de una investigación que permitió conocer detalles de una saga de atrocidades. Santos Godino tenía 15 años cuando fue procesado por los asesinatos de Arturo Laurora, Reina Bonita Vainicoff y Jesualdo Giordano. Sus víctimas siempre eran menores de edad.

El día que encontraron a Jesualdo Giordano, tenía un hilo rodeándole el cuello y un clavo atravesado en la sien. No era la primera vez que un chico aparecía ahorcado con una cuerda. Sin embargo, para ponerle fin a todas las sospechas que había sobre Godino, él mismo se encargó de despejar toda duda. Al asistir al velatorio de su víctima, Godino se quebró y se largó a llorar. Horas más tarde, la Policía logró detenerlo. Fue la punta de la lanza y la lista creció con la confesión de cuatro asesinatos, siete tentativas de homicidio y siete incendios intencionales.

El relato del El Petiso Orejudo permitió reconstruir la cronología de ataques que comenzó en 1904 cuando tenía apenas siete años. Ese día, según relató Godino, tomó de la mano a Miguel Depaoli, de apenas un año y nueve meses, y lo llevó hasta un terreno baldío. Lo golpeó y luego lo tiró sobre una planta con espinas.

Un año más tarde, Ana Neri, de un año y seis meses, fue golpeada en la cabeza con una piedra. María Rosa Face fue la primera víctima fatal de El Petiso Orejudo. El hecho salió a la luz recién cuando el propio asesino confesó que en marzo de 1906 la estranguló. La nena sobrevivió. A Gadino no le gustó nada. No conforme con todo el daño que le había realizado, la enterró viva en una zanja.

El 5 de abril de 1906, su padre, Fiore Godino, lo llevó a la comisaría en un desesperado pedido de ayuda. Su propio padre le suplicaba a la policía que detuviera a su hijo.

El acta policial reflejaba lo siguiente: "En la Ciudad de Buenos Aires, a los 5 días del mes de abril del año 1906, compareció una persona ante el infrascripto Comisario de Investigaciones, el que previo juramento que en legal forma prestó, al solo efecto de justificar su identidad personal, dijo llamarse Fiore Godino, ser italiano, de 42 años de edad, con 18 de residencia en el país, casado, farolero y domiciliado en la calle 24 de Noviembre 623. Enseguida expresó: que tenía un hijo llamado Cayetano, argentino, de 9 años y 5 meses, el cual es absolutamente rebelde a la represión paternal, resultando que molesta a todos los vecinos, arrojándoles cascotes o injuriándolos; que deseando corregirlo en alguna forma, recurre a esta Policía para que lo recluya donde crea oportuno y para el tiempo que quiera."

La infancia de El Petiso Orejudo

Al recuperar su libertad, luego de dos meses y medio de reclusión, no volvió ni a la escuela ni a su casa. El 9 de septiembre, en una bodega ubicada en Almagro, El Petiso Orejudo metió a Severino González Caló, de un año y diez meses, en una en una pileta donde tomaban agua caballos. Severino pudo salvarse porque el dueño de la bodega descubrió la escena.

En ese mismo mes, la madre de Julio Botte, de un año y ocho meses, también vio a "El Petiso" quemándole los párpados a su hijo. Pero Godino salió corriendo y pudo escapar. Con todos esos comportamientos, su padre una vez más se vio obligado a pedir ayuda y llevó a Santos Godino otra vez a la comisaría. Con solo 12 años fue trasladado a la Colonia de Menores de Marcos Paz, donde pasó tres años. Si alguien creía que iba a salir mejor de ahí, nada de eso sucedió.

El 23 de diciembre de 1911, El Petiso Orejudo recuperó su libertad y comenzó a trabajar en una fábrica. Sin embargo, su carrera laboral duró tres meses y fue despedido al matar a una yegua. La vida le tenía preparado otros planes.

Godino dio a conocer su faceta pirómana al incendiar una bodega en la calle Corrientes. El incendio fue voraz y los Bomberos tardaron más de cuatro horas en apagar las llamas. Era enero de 1912. Días después, el cuerpo de Arturo Laurora, de 13 años, apareció en una casa vacía. Estaba semidesnudo y con una cuerda que le rodeaba el cuello. El caso estuvo impune hasta diciembre de ese año, cuando El Petiso Orejudo se hizo cargo del hecho.

La tercera víctima fatal de Godino fue Reyna Bonita Vaínicoff, de cinco años, que murió en el Hospital de Niños, donde estuvo internada luego de que "El Petiso" prendiera fuego su vestido.

La pista de la cuerda volvió a aparecer el 8 de noviembre de 1912. Ese día, Godino llevó engañado a Roberto Russo, de dos años y seis meses hasta un almacén, donde le prometió que le compraría caramelos. Pero en realidad, lo llevó hasta un predio donde se guardaban caballos. La escena es macabra. Godino le ató los pies a y lo ahorcó con una piola que usaba de cinturón. Un peón del lugar llegó en el momento justo del ataque y salvó al nene. Pudo llevar a El Petiso Orejudo a la comisaría. Pero para sorpresa de muchos, quedó en libertad. Días después, se conoció que también se salvaron Carmen Ghittone, de tres años y Catalina Naulener, de cinco.

El prontuario de El Petiso Orejudo y el día que se quebró

La última página del prontuario de Cayetano Santos Godino comenzó a escribirse el 3 de diciembre de 1912, con el crimen de Jesualdo Giordano. El nene estaba en la puerta de su casa jugando con amigos. Godino se sumó en silencio a jugar con ellos. Después de un tiempo, ya con la confianza de Jesualdo, lo llevó a un almacén donde le compró caramelos de chocolate. De ahí lo llevó a una quinta de Moreno. Y le puso su sello al asesinato: Godino inmovilizó a su víctima, lo estranguló con el piolín que usaba de cinturón y le dio 13 vueltas a la cuerda alrededor del cuello.

Jesualdo luchaba por sobrevivir y Godino se dio cuenta. Fue a buscar otra herramienta para poder terminar con el ataque. El papá de Jesualdo pasó por la quinta y le preguntó a "El Petiso" si había visto a su hijo. Godino respondió con mucha tranquilidad que vaya a la comisaría. Mientras en su cabeza seguía pensando como terminar de matar a Jesualdo. Encontró un clavo que se lo puso en la sien con la ayuda de una piedra. Cuando el padre del nene volvió a la quinta, se encontró con la macabra escena.

Al conocer las características del crimen, la Policía confirmó las sospechas que tenían sobre Godino y todos los casos anteriores. Lo que más impacta, por si hiciera falta algo más de su tétrica historia, sucedió cuando El Petiso Orejudo apareció en el velorio de Jesualdo. Después de observar durante algún tiempo el cadáver, Godino salió despavorido llorando del lugar. ¿Por qué apareció Godino en el velatorio? “Para ver si tenía el clavo”, respondió cuando le preguntaron.

La condena y su trágico final

El Petiso Orejudo fue condenado por cuatro asesinatos. Pero en 1914 un juez lo absolvió por considerarlo "penalmente irresponsable" y debido al peligro social que representaba, lo envió al Hospicio de las Mercedes, un pabellón de alienados delincuentes. Ahí también dejó su macabra huella: atacó a dos pacientes. Uno estaba inválido en una cama, el otro se movía en silla de ruedas. Después intentó huir pero lo atraparon.

Una apelación ante la Cámara revocó ese fallo y finalmente, en 1923, Godino fue trasladado al penal de Ushuaia, conocido como la "cárcel del Fin del Mundo". En 1927 los médicos del penal le hicieron una cirugía estética en las orejas, porque creían que allí radicaba su maldad. Ese tratamiento no hizo cambiar nada. En 1933 consiguió detonar la furia de los presos al matar al gato mascota del penal arrojándolo al fuego. Tanto le pegaron a Godino que tardó más de veinte días en salir del hospital.

En 1936, Godino pidió la libertad y se la negaron. Los dictámenes médicos elaborados por los doctores Negri y Lucero y los doctores Esteves y Cabred detallaron: "Es un imbécil o un degenerado hereditario, perverso instintivo, extremadamente peligroso para quienes lo rodean".

El Petiso Orejudo murió el 15 de noviembre 1944 en el penal de Ushuaia. La información oficial habló de una hemorragia interna. Las circunstancias nunca quedaron claras. El penal de Ushuaia cerró en 1947 y cuando retiraron los cuerpos del cementerio del penal, los restos de Godino habían sido robados. Los rumores de la época comentaban que la esposa del director de la cárcel usaba el cráneo de El Petiso Orejudo como pisapapeles y lo mostraba como un logro.



Fuente:
https://www.a24.com/policiales/el-petiso-orejudo-la-vida-del-temible-asesino-serial-ninos-n874489

5
Dieter

Supe de este notas, por un nombre de malo de Mortadelo filemón que me dio por buscar. El maestro ibañez es un crack.

1 1 respuesta
B

Soy tonto, edito.

Czhincksx

Joder qué animal. No entiendo cómo le permitieron tanto.

B

Joder el final me ha dejado loco, como en una película. Te dejan ahí con la duda de por qué coño al personaje más secundario de todos, a la señora del director de la prisión al final de la historia le da por utilizar cráneos como pisapapeles. ¿Sería un mero encubrimiento del uso que esta señora de clase alta hacía de la magia oscura y del talismanismo? ¿Estaban ella y el director inmersos en una trama donde la crueldad, el sufrimiento y la destrucción del orejudo harían que esta pareciese un mero juego de niños? ¿O simplemente era un cráneo maldito, que traería la desdicha y la oscuridad a aquellos en los que pusiese su mira trayendo el tormento y la desdicha hasta al más cuerdo del mundo...?

Me espero a la película.

1 respuesta
Hipnos

Uff este tipo de locos no pueden quedar sueltos de ninguna manera.

darkmath77

#5

https://es.wikipedia.org/wiki/El_ni%C3%B1o_de_barro

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