La polémica app para 'certificar' el consentimiento sexual
BERTA G. DE VEGA Málaga 27 ene. 2018 03:13
Fotograma del sketch del 'contrato del amor' del cómico David Chappelle, emitido en 2004.
En 2004, el cómico David Chappelle hizo un sketch en su show en el que, antes de avanzar en la cama con una cita, para y le pide a la chica firmar «el contrato del amor». El cómico saca entonces un documento en el que ella puede decir qué tipo de sexo quiere. Después de un coito muy corto, él le pide firmar un acuerdo de confidencialidad. Era broma, claro. Pero, ahora, puede no serlo.
«El sexo seguro no es sólo usar protección física. Es también consentir lo que va a pasar en el dormitorio», así empieza la justificación para lanzar LegalFling, una app holandesa que quiere proveer, con tecnología blockchain, un documento para que las partes firmen estar de acuerdo con las relaciones sexuales que van a tener. Según sus desarrolladores, la idea les vino a la cabeza cuando supieron de la ley sueca que quiere proponer que cualquier relación sexual que no sea bajo un consentimiento explícito puede perseguirse penalmente como una violación. Esa ley estaba también entre las preocupaciones esgrimidas por las 100 firmantes del manifiesto francés que encabezó la actriz Catherine Deneuve.
Curiosamente, el abogado José Luis Sariego, especializado en la defensa de hombres en la Ley de Violencia de Género, ya creó una app, iSex, con el mismo propósito. Pero el momento escogido para lanzarlo, además del propósito de evitar denuncias, hizo que las redes sociales se indignaran: fue justo durante la celebración del juicio a La Manada en Pamplona, cuando se trataba de dilucidar si fue una violación o unas relaciones consentidas, como esgrimieron las defensas en un caso aún sin sentenciar.
Ahora es una empresa holandesa la que lo intenta, con negocios previos en digitalización de papeleo, sin ocultar que lo hace en plena ola del #Metoo, o sea, de denuncias de abusos sexuales, que comenzó con el señalamiento público del productor Harvey Weinstein. «El sexo debería no ser sólo divertido. Debería ser seguro para todo el mundo. Pedirle a alguien que firme un contrato antes de que empiece lo divertido es un poco incómodo. Pero un simple toque es tan fácil como 1, 2, 3».
Además, explican que su público objetivo no es sólo el de relaciones de una sola noche, también las parejas más estables. «Piensa en un vídeo o foto picante que has hecho con tu pareja. No quieres que se convierta en algo viral cuando la relación se acabe. Así que hemos añadido estas cláusulas extra con las que uno puede estar de acuerdo antes del acto, para que tu alegría no se comparta luego».
La app se personaliza según los gustos de cada uno: se puede querer o no lenguaje explícito, protección y prácticas eróticas que incluyan el sadomasoquismo. También se añade la posibilidad de llegar a esos acuerdos en relaciones sexuales de grupo. Pero los desarrolladores explican que ese acuerdo «no significa que no te puedas echar para atrás en cualquier momento. No significa no».
Google fue muy receptiva con las quejas que, de inmediato, calificaron de «machista» la app ideada por Sariego y la retiró de la tienda. Los holandeses lanzaron la versión beta de la suya hace unos días y ya han surgido críticas en las redes sociales: «La app LegalFling, es una pista inmediata de que el hombre que quiere acostarse contigo está bastante seguro de que él mismo es un violador», escribía la columnista británica Morgan M. Page. Críticas muy parecidas tuvo la app española, a la que algunas feministas agradecieron que, de prosperar, fuera un detector de hombres a los que evitar.
La holandesa ha salido a la luz en los días en los que una fotógrafa anónima ha contado en la revista Babe cómo pasó «la peor noche» de su vida con el actor Aziz Ansari, al que abordó en una fiesta, se intercambiaron teléfonos, fueron a cenar y después al apartamento de él, donde, después de unos vinos, mantuvieron relaciones sexuales. Ella se sintió incómoda y él, a tenor de los mensajes del día después, no se dio cuenta. El caso ha dividido al movimiento feminista en EEUU. Algunas mujeres ya han escrito columnas muy duras contra la denunciante, como la de Bari Weiss en el New York Times: «Ansari es culpable. De no saber leer la mente».
Ansari comparte productora, Netflix, con David Chapelle, el cómico que satirizó en 2004 el contrato del amor.
http://www.elmundo.es/papel/historias/2018/01/27/5a6b5ac946163ffa118b4599.html