#167 pues mira yo te voy a contar mi experiencia en el día a día cuando entro de noche.
En cuanto me visto de azul, lo primero que hago es engrasar mi defensa con grasa de caballo para que resbale bien, es necesario para poder apalear a grupos indiscriminadamente.
En cuanto me subo al coche empieza la fiesta, lo primero es ir a un punto de venta para pillar a un par de yonkis, pegarles una paliza y quitarles la coca que lleven. Una vez hecho, y ya calentitos, nos metemos un par de clenchas cada uno para empezar lo que cariñosamente llamamos "la cacería".
Entonces dividimos las patrullas por zonas buscando grupos de negros o latinos, si están solos, mejor que mejor, llamamos al resto de patrullas y bajo la excusa de que es una identificación rutinaria, los apartamos a una zona poco iluminada, ahí empieza la fiesta.
Primero un cacheo por si llevan armas, luego les obligamos a desnudarse, evidentemente siempre se niegan, así que saco la pipa y le apunto a la cabeza del primero que se niegue. Esto es el procedimiento habitual, cuando están todos desnudos pego unos cuantos tiros al suelo para hacerlos bailar a la orden de: "saltad para mí, putitas".
Una vez que nos hemos cansado de reirnos, los engrilletamos a todos y les damos una paliza grupal, si alguno sigue consciente al acabar, le doy un culatazo en la cabeza con la escopeta. Y vamos a por el siguiente grupo que humillar y apalizar.
Si sale alguna llamada de emergencia redirigimos a policía local para que vayan ellos a las chorradas por las que llama la gente.
Esto siempre ha sido así, y me lo enseñaron ya estando de prácticas, son las buenas tradiciones policiales que no debemos dejar caer en el olvido.
Y hasta aquí el relato de ciencia ficción que escenifica lo que algunos piensan que es la realidad de la policía.
Buenas noches y buen servicio.