"Creo que puedo aclararle algunas dudas a don Eladio R. Sabanés. Mi nombre es Liliana, y soy psiquiatra. Un colega me aconsejó darme una vuelta por este sitio, pues no lo conocía. Quería decirle que el problema de los trolls (con dos eles) no era hasta ahora asunto nuestro, sino de los psicólogos, pero que últimamente los psiquiatras hemos tenido que enfrentar por casos gravemente patológicos.
Por mi consulta aparecieron no hace mucho tiempo un matrimonio mayor con su hijo de unos veinte años. El chico presentaba un cuadro, ya muy conocido para nosotros, de claros síntomas de inadaptación social. Había creado una adicción al ordenador, ante el que se pasaba muchas horas al día, pero sus padres pensaban que se trataba de un foro de chats, o una adicción al sexo cibernético.
Resultó ser una grave patología que afectaba a la convivencia familiar, se había convertido en un troll compulsivo que entraba en foros de todo el mundo, desde Florida a Argentina, pasando por España. Era tal su adicción que se levantaba a medianoche para colgar cualquier ocurrencia que se le hubiese venido a la mente en la cama.
Sus padres, desproporcionadamente mayores para la edad de su hijo, veían con estupor el problema, cuando en verdad ellos tenían parte de la culpa de la incomunicación social de su hijo, pero esa es otra cuestión. El chico se había refugiado en esa no realidad que es la Red y actuaba de francotirador como una venganza, sin saberlo, contra la colectividad a la que culpaba de su fracaso escolar y social.
Su patología le llevaba al punto de utilizar varios nick de entrada a los que se respondía a sí mismo, en uno de los desdoblamientos de personalidad más curiosos que yo haya observado en mi vida profesional.
De hecho, un colega mío acabó encontrando un principio de trastorno bipolar, enfermedad que se ha hecho tristemente célebre por el reciente suceso del aeropuerto americano, en uno de sus pacientes troll. En muchos foros, no solo en éste, hemos analizado las entradas de los troll y hemos comprobado que a menudo se trata de uno solo, o dos, como mucho, que adoptan frecuentemente distintas personalidades.
El caso de mi paciente lo perdí porque entre otras fobias no soportaba ser examinado por una mujer, a la que consideraba un ser inferior, y tuve que desviarlo a otro colega varón. Le recomiendo, pues, señor Sabanés, que tenga paciencia. Usted acaba de ser víctima de ese francotirador, pues gente como usted y como JuanCat (y como alguna vez el señor Saco, cosa que me sorprende) ha sido “pieza cobrada”, por hablar en términos cinegéticos.
Para este tipo de enfermos ustedes han sido su triunfo. Sean conscientes de que contra esto solo hay un remedio clínico, pero en la Red tendrán que convivir con ellos, como hacemos con los virus informáticos. Cada vez que alguien como usted acuse el golpe, el troll le considerará una pieza ganada para ese mundo interior que se ha edificado.
Tenga paciencia. Por su salud y la de ustedes, ignórenlos."
En fiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiin con el troll, aquí debe haber un buen rebaño de ellos.