Pensad en la gente que termina, yo que sé, el curso universitario en Sevilla, Santiago o Salamanca y se van al pueblo 15 días a desfasar. Nunca he entendido así unas vacaciones, ni siquiera en una época donde necesitas romper con tantas semanas de vida de mierda.
Para mí ir de fiesta es mas una manera de reencontrarse con el mundo tras una época autista, de ver las cosas de distinta manera, con menos seriedad, de revivir cosas pasadas y buenos recuerdos, de escuchar esa canción que te mola o aquella otra, sí, esa típica canción que ya no recordabas y te encantaría escuchar una y otra vez, o de bailar lo poco que sepas pero porque estás alegre y con ganas de comerte el mundo, o de ver lo buena que sigue aquella chiquilla del pueblo que no sabes bien cómo pero fue tu primer rollo de verano...Porque cada noche es en cierta parte igual y distinta, nunca sabes lo qué deparará y la gente que te encontrarás.
En ese sentido si está bien que a la vuelta al pueblo tras no salir de casa a final de curso con exámenes te pegues buenos homenajes pero no sé, pongamos que en una semana tipo de primeros de julio disfruto mucho mas que con 4 días de fiesta, 1 de playa y 2 de resaca; con 1 de fiesta, 2 de playa, 1 de tapeo con churri/colegas, 2 de cultureo (una exposición, un buen libro a media tarde o una obra de teatro que te lleve a reflexionar, reír o saberte disfrutando como no lo hacías hace tiempo), 1 de coger el coche y perderte en cualquier sitio que merezca la pena, interior o costa, y otro para permitirme ver a toda esa gente que no ves durante el resto del año y que sabes que se preocupan por ti. Puede ser ese profe de particulares cuando te quedaba alguna para septiembre (putas mates), la kiokera del barrio donde hiciste la primaria y a donde ibas a por el paquete de cromos a la salida como si no hubiera otra cosa mas importante o tu bisabuela que está en un asilo y apenas la van a ver. En ese sentido disfruto llenando en cierta parte la vida de otras personas.
O cualquier colega al que no le gusta tanto la fiesta, por ejemplo, pues me dice de ir a tapear por el pueblo y dabuti. Yo que sé, te acercas a la taberna dónde iba tu abuelo y te juntas con los paisanos con los que echaba la partida, te cuentan su vida...al final de este mundo me interesa llevarme experiencia: tanto en el sentido de experimentar por mí mismo todo lo que me llame hacer y no cortarme con nada como respecto a conocer la realidad que me rodea y la vida y la realidad que nos rodea mediante la oportunidad que se me brinda de socializar y conocer a otro ser humano. En esa tasca encuentro cosas mucho mas interesantes que en cualquier discoteca de la ciudad.
Quizás en la discoteca y en ese ambiente nocturno encuentre diversión barata, rápida, fácil e intensa, sin duda alguna, pero en aquel barucho olvidado donde hombres que ya se irán de este mundo en breve te cuentan cómo ha cambiado todo en tan poco tiempo, ahí, ahí aprendes mucho mas. Ese disfrute que siempre te quedará, que no se escurrirá entre la inmensidad del tiempo, mientras el colocón se acaba para que llegue algo peor o un cuerpo te deja de proporcionar placer. Me refiero a ese lucidez que adquieres frente a aquellos individuos circunspectos. Ver en sus ojos y oír de su boca cómo cambia todo tan rápido, cómo ya no se reconocen en esta realidad tan trágicamente incierta y cómo te dicen que vivas, que te equivocarás al igual que ellos y lamentarás no poder volver atrás, pero que sobre todo te mantengas digno, honrado y sepas de dónde vienes y a dónde vas.