OS comento mis dos historias que me gustaría reencontrar.
Una fue hace cosa de 3 años, en una kdd de mv en Barcelona. Salíamos de RazzMaTazz ya, yo iba con un ciegal del quince y la chaqueta de Idaho (habíamos tenido un problema con lso ticekts del ropero).
Pululando por la salida, bsucando a este hombre, me quedo parado y me miro con una chcia que sonríe se da media vuelta colocándose el pelo y me vuelve a mirar. ¡Joder! Me mató, y aunque casi no pudiese tenerme en pie me acerqué a hablar con ella. "Hola... Ehm... ¡Te quito el sombrero!" Así fue como me acerqué con una sonrisa borracha y le quité el sombreo.
Nuestra discusión fueron 5 minutos de por qué no debía quitarle el sombrero, y acabo con que a ella le quedaba mejor. A aprtir de ahí, me moría de ganas de hablar mil cosas con ellas, sentía que estaba teniendo un flecahzo, pero esta flecha se iba desviando por una marea de alcohol que enturbiaba mi mente, no sabía que hacer ni que decir, hasta que me dice: "Bueno... Yo me tengo que ir con mis amigos... ¿Que vas a hacer tu ahora? ¿Por donde te vas tu?" Mi respuesta pasará a los anales de la historia de la seducción. "Pues voy a comer churros."
Ella se quedó un poco sorprendida, joder, me estaba diciendo claramente que quería que nos fuésemos juntos. No, no a follar, simplemente que siguiesemos esa covnersación, por lamentable que fuera. Entonces. yo vi a un mediavidero, me despedí de ella dejandola un poco descolocada y me fui a preguntar si habían visto a Idaho.
Luego cuando se me pasó la borrachera al día siguiente, tuve una resaca con moraleja, y por si fuese poco, me estuve mortificando todo el puto rato viendo el flechazo que habíamos tenido y como coño, por imbécil lo había desaprovechado.
La segunda... Pues esta vez fueron factores que no pude controlar. Eran las Jornadas mundiales de la juventud, aquí en Madrid. Claro, todo estaba a reventar, y el metro no era una excepción. Pues intentando moverme por una estación, llego a unas escaleras mecánicas, y cuando empiezo a bajar, me quedo mirando con una chica que empezaba a subir, rubia, ojos azules, claramente no Española. Durante el trayecto de las escaleras nos estuvimos mirando todo el rato, nos fuimos girando para no perder el contacto visual.
Estaba bloqueado, tenía unas ganas imperiosas de romper a correr y besarle, ya ni hablar con ella. No era excitación, no era que estuviese cachondo, pero joder, me moría porque sus labios ardiesen contra los míos al besarnos.
En cuanto llegué a abajo del todo empecé a correr como un enfermo, empujando a gente por las escaleras normales que e cagaban en mi, en mi madre y mis muertos en 14 idiomas distintos. Se me hacía eterno y angustioso saber que ella estaba detrás de toda esa marea de gente, joder. Cuando conseguí llegar al final, vi que en el anden estaba el metro.
Y ella dentro.
Corrí a muerte, empujando ya a la gente sin ninguna clase de respeto, mientras los putos pitidos de las puertas cerrandose sonaban y... No llegué. Recuerdo el puñetazo que le pegué a la puerta de la frustración. Ella se pego a la puerta, apoyando la mano en el cristal. Nunca voy a olvidar la angustia de su cara mientras se iba el tren.
Esa, esa si que me jodió de verdad, estuve unos cuantos días pensando en como coño podría encontrarme con ella, pero nada, lo dejé por imposible.
Me pongo poético, sobretodo con la segunda chica. Rara vez recuerdo ese momento, pero cuando lo hago, me pongo melancólico. Quien sabe que podría haber pasado, pero siempre será una espinita dentro de mi el no haber siquiera cruzado una palabra con ella. Quien sabe... Siempre digo que la vida nos da una segunda oportunidad si realmente la necesitamos, si es así, algún día, volveré a verla y resolveré todos esos asuntos pendientes que dejé en esa puerta del metro.