Creía que lo había visto todo en ladrones, pero de nuevo me volví a equivocar. Al más puro estilo John Dillinger, Paul Neaverson, un británico de 61 años, fue a una sucursal del NatWest Bank, en Kent, con un pasamontañas (quizá creía que no le iban a reconocer) y armado con un cuchillo con el que intimidó al cajero del banco.
Paul Neaverson
Hasta este punto todo entra dentro de la normalidad de un robo, pero Neaverson se transformó en uno de los protagonistas de Atraco a las tres, y pidió al asustado empleado que transfiriera el dinero que estaba robando a la cuenta que tenía en dicha entidad. “¿Para qué voy a escapar con la pasta si la puedo ingresar en mi libreta al instante?“, debió de pensar. ¿Lo qué? Este tipo es un portento del crimen, un as del delito, un alumno aventajado de Arsène Lupin… ¡¡¡Mi ídolo!!!
Tras las amenazadas de Stupid robber (apodado así por la prensa británica), el interventor pudo pulsar el botón de emergencia para avisar a la policía. Neaverson, viéndose acorralado, puso pies en polvorosa, aunque no llegó muy lejos. Sintiéndose atraído por un nuevo banco, intentó atracar otra sucursal a tan solo medio kilómetro de la anterior, con idéntico resultado: huida a la carrera. ¿Qué le pasa a este hombre con las entidades financieras?
El banco que intentó robar.
La razón de una necesidad tan imperiosa de dinero no era poder pagar seis letras del piso o comprar una cartera de cocodrilo, como alguno de los integrantes de la banda de Atraco a las tres. La ilusión de Neaverson era poder adquirir unos billetes de avión para viajar a Corfú (Grecia) y acudir a una entrevista de trabajo para un puesto de entrenador de golf. Pero no es más fácil robar un pastizal y retirarse a una isla sin convenio de extradición en vez de ir a buscar curro. ¡Cómo están las cabezas!
Y para rematar este arsenal de despropósitos, durante el juicio, su abogado hizo una intervención para enmarcar en los anales de la jurisprudencia calificando el intento de robo como “ridículo“. “Fue una soberana tontería. Solo podía tener un final, por eso estamos aquí“, comentó. ¡¡¡Vaya papelón!!!
Con semejante defensa, Stupid robber no tuvo más remedio que declararse culpable por dos intento de robo, amenazas y posesión de un arma, por lo que ha sido condenado a dos años de prisión. La idílica entrevista de trabajo le salió mucho más cara que un billete de avión. Así se ha ganado a pulso el título de ladrón más tonto del mundo.
PD. Quizá diseñó el atraco tomando ejemplo de esta troupe de avispados xD
Fuente: blogs.20minutos.es | @elbecario
Creo que tengo un nuevo ídolo, ¡grande Stupid Robber! ¿Conocéis más casos de ladrones tan skilled como este?