Como andaluz que emigró "huyendo" de este tipo de cosas, he de decir que las particularidades de cada sitio hacen de este sitio algo único, y aunque algunos lo veamos ridículo o no lo compartamos, mientras no hagan daño a nadie, por mi que sigan haciendo esto o lo que les salga de la polla (o del coño, en este caso).
Cuando uno vive en una sociedad aparentemente "perfecta" donde todo el mundo es aparentemente "perfecto" acorde al estereotipo de perfección, uno aprende a echar de menos este tipo de excentricidades.
Otro ejemplo de excentricidad (que por mí de puta madre): Hacer subir a un niño a una torre humana de X metros de altura con riesgo de que se parta el cuello (aka castellets), eh ascolti, pero aixo es cultura, no lo de los catetos andaluços.