A ver, no me he leído los tochos de discusión de este hilo, porque voy a empezar por limitarme a dar mi opinión de la forma más simple posible:
En pelea "a mano descubierta", podemos establecer métodos y técnicas para encarrilar al oponente y reducirlo. Aquí el riesgo puede ser controlado, en el momento que herir mortalmente requiere una práctica y conocimientos severos.
En una pelea con un agresor que posee arma blanca - y quien se defiende no dispone de armas -, se produce una situación de riesgo mortal, donde cualquier pinchazo puede alcanzar un órgano o punto vital y dejarnos secos. Aquí adjunto un vídeo del gran maestro René Latosa, donde explica cómo su hija, sin tener ni puñetera idea de técnicas de cuchillo, puede herir de gravedad a alguien con total facilidad:
¿Cuales son entonces las alternativas? Bajo mi punto de vista, existen dos:
-Pensar con claridad, abstraerse en la situación y ver, a nivel global, cómo podemos evadirnos de una situación de peligro, si es que podemos predecirla. La primera solución es huir del agresor, y dado el riesgo de que nos intente perseguir, buscar algo con lo que entorpecer su ataque, como arrojarle algo a los ojos (líquido, un vaso, spray, etc ..) o a las piernas (taburete u objeto voluminoso a mano), pero siempre a distancia y buscando la forma de escapar.
-La opción B, es la que implica practicar un sistema que trabaje con armas blancas, pero para ello, hay que descartar la búsqueda de la supervivencia. Dicho de otra manera, entrar en un combate cuerpo a cuerpo con armas blancas empieza por aceptar y asumir la elevada posibilidad de morir, y a partir de ahí, enfrentarse al adversario como hacían los gladiadores en antaño. Existen sistemas que practican el combate a cuchillo, como es el Sayoc Kali, y comparándolo al resto de artes marciales filipinas, es probablemente la derivación más oscura que se conozca:
Cada uno que saque sus conclusiones.