Hablando de los desplazamientos, me he acordado de uno que me salió bastante mal.
Hace unos años, cuando estaba aún en el mercado, conocí a un chico por adoptauntio que fue un instacrush. Era guapo, inteligente, divertido, seguro de sí mismo... y había un tonteo bastante especial en el que me llamaba como un personaje de mi libro preferido. Total, que concertamos un día para vernos, él estaba haciendo un máster y yo aún no había empezado el mío así que decidimos que iba yo a verle (1 hora en bus) la semana siguiente. Los últimos días antes de la fecha no hablamos tanto supuestamente porque él estaba ocupado con un proyecto que tenía en youtube con un amigo. Le pregunté si había algún motivo por el que no debería ir y me dijo que no de forma convincente.
En fin, que allí me presenté y desde el primer momento me encantó, fuimos a su habitación y estuvimos tumbados en la cama hablando durante horas (con mucho tonteo de cosquillas jiji pero sin que pasase nada). Llegado un momento, le conté ciertas cosas duras por las que había pasado en mi vida y él empezó a sincerarse y me dijo que tenía novia pero que estaba en EEUU viviendo, y que estaban probando a verse con otras personas pero que le estaba resultando difícil y que no quería hacerme daño. Yo me quedé un poco en shock e intenté seguir hablando de forma normal mientras procesaba la información e intentaba no llorar o huir. Me dijo que me pagaba el billete de vuelta en ese momento si me quería ir pero le dije que no. Seguimos hablando de todo un poco y en un momento dado de jijijaja le intenté besar y recibí una vergonzosa cobra. Me dijo que no era capaz, que se le venía su novia a la cabeza. Me cogió en volandas y me empotró contra el armario, haciéndome notar el paquete y mirándome fíjamente... Pero me soltó y me dijo que no era capaz. Al rato ocurrió algo similar, pero nada. El hijo de puta no era capaz de follarme. Finalmente me dijo: vamos a cenar algo, si follamos vas a tener la historia de un polvo como otro cualquiera, si no lo hago tendrás una historia mucho más divertida que contar.
Divertidísima, sí, todavía me acuerdo de tu puta madre.