"Un tanto acongojado con esto del Time y la 'persona del año'. :-/ Para mí, la persona del año es esta". Después de esta frase, Stéphane M. Grueso, director y productor español de documentales -entre otros, de ¡Copiad Malditos!-, ha puesto en su cuenta de Twitter un enlace a una imagen de la Puerta del Sol repleta de gente. Fue tomada el pasado 17 de mayo; y él estaba allí. Por eso, entre otras cosas, la revista Time le ha incluido en su gran reportaje sobre la persona del año, que en 2011 ha sido "el manifestante".
Stéphane -o @fanetin, como se le conoce en redes sociales- no sabía exactamente para qué le había llamado la corresponsal de la publicación estadounidense el pasado mes de noviembre, cuando participó en un "ensayo fotográfico sobre las protestas a nivel mundial". Desconocía que se tratara de la elaboración de una de las portadas más esperadas del año. "A mi se me ocurre mucha gente mucho más representativa", insiste, "yo no soy nadie".
Time homenajea a la primavera árabe y a los movimientos de indignados de Europa y Estados Unidos, una decisión "súper acertada" en la que España tiene un papel destacado con cinco representantes. Los otros cuatro son Jon Aguirre y Olmo Gálvez (ambos de de Democracia Real Ya), y los manifestantes Carmen Rodríguez y Ricardo Gómez. Aunque Grueso cree que "la verdadera naturaleza" de la protesta se expresa mejor con una imagen de "todos" los que estuvieron en ella.
Hemos vivido "el gran despertar ciudadano", explica Grueso, que al margen de las diferentes coyunturas de cada país, se siente "hermanado" con el sentimiento que ha sacado a la calle durante los últimos meses a egipcios o griegos. La mayoría de las protestas, apunta, han sido pacíficas y todas reivindican el derecho "a una vida mejor". Esa es una de las cosas que más le ha impactado de todo lo que sus ojos de cineasta han escrutado durante este año, a través de Internet, de los medios de comunicación o in situ: "Todos estamos en lo mismo, las protestas han sido remezcladas". Le gusta referirse a lo ocurrido como "revolución copyleft".
Festejar sin reivindicar
El hecho de que la gente, en cualquier parte del mundo, haya "documentado y compartido" sus experiencias es uno de los triunfos, entre comillas, del movimiento a nivel mundial, señala Grueso. Aunque también se han producido intercambios mucho más de andar por casa, como cuando dos turistas españoles, que participaron en la Acampada de Sol, explicaron a los manifestantes de Occupy Wall Street en su primer día de movilizaciones cómo se hacían las asambleas.
Es curioso, de hecho, que la revista Time no se refiera al 15-M en ningún momento en su reportaje; "claro que no, todo el mundo menos España y algún otro país latinoamericano cree que el 15-O lo organizaron ellos", dice Grueso, que apunta a que los medios en España tampoco hemos reflejado al detalle todo lo que ha ocurrido en Atenas y en "otros sitios que no sabemos". Se trata, no obstante, "de festejar, no de reivindicar nada", añade, y resalta que, precisamente, el pasado 15 de octubre quedó patente ese "estado de ánimo" global cuando una persona en Madrid sabía que estaba haciendo lo mismo que otra en "Otawa o Malabo", recuerda.
¿Podría ser el manifestante anónimo otra vez personaje del año en 2012? "Buena pregunta", dice Grueso, "parece que el 15-M ha muerto o que ahora somos todos okupas, pero mucha gente sigue trabajando en ello, yo sigo ahí, estoy activado", comenta. Junto al programador Pablo Soto y la periodista Patricia Horrillo ha puesto en marcha 15M.cc, un proyecto sin ánimo de lucro y colaborativo sobre el 15-M que incluye un documental, un libro y una web. Así intentar mantener viva su llama.
"Yo no participaba en nada"
El 15-M le cambió la vida a Stéphane M. Grueso. "Yo no participaba en nada, no era militante de nada", explica. Verse haciendo de repente cosas como encerrarse un día en el Centro Ocupacional Magerit de Madrid para protestar por su cierre, le descolocó. Le sorprendió verse a sí mismo de activista, como le sorprende todavía que muchos "sigamos en el 15-M". Pasó de contar lo que ocurría a estar allí de forma permanente, ha terminado mezclando la vida, el trabajo y el activismo, "como casi todos". El año que viene, advierte, hará falta salir de nuevo, vienen tiempos "difíciles".
El 15-M le pilló con la cámara en el servicio técnico y le entró "un ataque de nervios", pero al comprobar que decenas de personas grababan lo que ocurría en la Puerta del Sol de Madrid, decidió acudir a Twitter, que hasta el momento había usado poco. "Empecé a expresarme, a sentirme cómodo", dice, pero sin ánimo de ser un "periodista ciudadano" ni nada por el estilo. Destaca la naturaleza "exponencial, inmediata y concreta" de la red social, sin embargo, lo que todavía le parece "alucinante" es que desde cualquier smartphone o dispositivo similar cualquiera esté contando lo que ocurre hoy en Rusia. "Es espectacular".