El presidente de EE.UU., Donald Trump, admitió que sabía semanas antes de la primera muerte confirmada por coronavirus en el país que el virus era peligroso, que se transmitía por el aire, que era altamente contagioso, que era «más mortal que incluso una gripe muy fuerte» y que repetidamente lo minimizó públicamente, según afirma el periodista Bob Woodward en su nuevo libro «Rage».
Existen grabaciones de estas llamadas y confesiones desde febrero que se han publicado y han puesto al presi número 1 del mundo contra las cuerdas de la opinión pública.
Se estima que se podrían haber salvado miles de vidas si su opción no se hubiera basado ya no en sólo verlas venir y tranquilizar a la población, si no a difundir bulos sobre medidas de precaución, prevención y medición del virus, desestimando a las autoridades competentes en la materia.
Poco nos pasa, se cae el magufo número 1, a ver si siguen pasando.