Hace mucho tiempo que he dejado de ver a estas personas por mi barrio, si mirase dos años atrás recordaría la cara de dos o tres vagabundos que hacían vida aquí, en el Actur (Zaragoza), un barrio nuevo, de esos en los que no es normal ver a estas personas, pero el otro día me di cuenta, no se porque, de que hacia mucho tiempo que no veía ninguno, el centro de Zaragoza ha sido, como en la mayoría de las ciudades el lugar de cobijo para todas estas personas durante mucho tiempo, y aunque se puedan seguir viendo, cada día parecemos estar mas lejos de esa realidad, como si por arte de magia estuviesen desapareciendo, pero entonces es cuando me llegan recuerdos, que cuando viví parecían intranscendentes a pesar de su rareza.
Os he citado esos dos o tres vagabundos que hicieron vida en mi barrio, pero el cruel destino o la fatal y cruel realidad me dejo un mal recuerdo de su presencia aquí, al ultimo que vi, fue ya hace tiempo, era verano y hacia mucho calor, estaba tumbado a doscientos cincuenta metros de Grancasa (el mayor centro comercial de Zaragoza), al lado de un local de Auna, yo me encontraba con un amigo justo al otro lado de la calle, y nos dimos cuenta que al cabo de unos minutos llegaron dos policías nacionales, le dijeron algo, el hombre pidió paciencia con las manos, con ese típico gesto de alzar las manos y mostrar las palmas, había mucha gente transitando esa zona, y los policías esperaban pacientemente algo, que al minuto se descubrió, en el instante que la zona se limpio de gente, en el momento en que nos quedamos cuatro testigos de tal brutalidad actuaron, se pusieron los guantes, sacaron las porras y arremetieron contundentemente contra esa persona, tumbada en el suelo y que no suponía ninguna amenaza para nadie, lo levantaron y se lo llevaron, desde entonces no lo volví a ver por aquí. Personalmente no entiendo como estas personas vestidas de policías pueden hacer esto, como después de llevar a cabo una acción tan repugnante pueden seguir patrullando las calles, ¿es lo que les enseñan en las escuelas de policía?, ¿es su trabajo, eran sus ordenes?, ¿se supone que esta gente nos protege de la delincuencia?, ¿quién vigila al vigilante?.
Pero de nuevo la cruel realidad parecía querer mostrarse, y uno de esos días que cogi la bicicleta para ir a dar un paseo por las fueras de Zaragoza, me lo encontré tirado en un campo, por allí por Juslibol, no es el primero que he visto por esa zona.
También es conocida por todos la labor skin y su “limpieza en las calles” que desde luego influye, aun recuerdo el día en que tuve que escuchar perplejo la narrativa de uno de estos individuos y su pavoneante actitud mientras nos contaba la redada que llevaron a cabo el fin de semana anterior en una barriada de extranjeros a las afuera de Zaragoza, como disfrutaba narrando como se cargo a un “moro” partiéndole el cráneo, y como se libro de las patrullas de policía que llegaron al lugar, “tirando el bate debajo de un coche”, -si amigo, hiciste su trabajo, limpiaste las calles, no te dieron las gracias porque resulta inmoral-.
En Barcelona mi tía me contó, que por las Ramblas y calles adyacentes había muchos, y que de la misma manera que aquí, cada día quedan menos de forma exponencial, están literalmente siendo borrados del mapa y del entorno urbano, por todos es sabido las “buenas intenciones” que dicen tener los policías nacionales “informando” amablemente a estas personas de la ubicación de albergues y demás zonas dedicadas a la pobredumbre, zonas apartadas de nuestra realidad.
¿Que se pretende conseguir?, ¿Por qué esta gente son tratados como unos delincuentes?, ¿Por qué se les aparta de nuestra realidad?, ¿Se nos protege de la realidad, se salvaguarda nuestra moralidad?, vivamos amigos, vivamos todos en un mundo feliz.