Dos activistas de la organización Just Stop Oil han arrojado este viernes dos botes de sopa de tomate sobre Los girasoles de Vincent van Gogh, una de las obras más populares del artista neerlandés, que se encuentra expuesta en la National Gallery de Londres.
La obra, datada en el año 1888, se encuentra cubierta por un cristal protector. Asimismo, la National Gallery todavía no ha comunicado cuál es su estado tras el incidente.
Sus actuaciones no son una novedad, ya que en los últimos meses se han vivido varias denuncias en forma de atentados contra obras artísticas. Así sucedió el pasado mes de julio, cuando unos activistas medioambientales dañaron con pegamento instantáneo a La primavera de Botticelli. El ataque ha tenido lugar pocos días después del susto que se vivió en la Galería Nacional de Victoria, en Australia, donde dos activistas adhirieron sus manos sobre Masacre en Corea, obra del español Pablo Picasso. Otra escena similar se vivió la pasada semana en los Museos Vaticanos, cuando un visitante derribó dos bustos de la época romana. Según la institución, el autor de los hechos fue detenido tras causar "daños moderados" en ambas obras.
¿Hay una forma más idiota de reivindicar algo que esto? ¿De verdad puede generar más concienciación más allá del grupo de lokitos plenamente convencidos? Como cada semana hay un acto del estilo, queda el hilo a la espera de cual es el siguiente protagonista.