Créanme que si no fuera porque reiteradamente me solicitan que hable del tema, pensaría que lo de la virginidad a estas alturas es cosa del pasado, por lo menos como mito. Lo más llamativo es que la mayoría de las inquietudes provienen de señores que, en este sentido, están más confundidos que Adán el Día de la Madre.
Para empezar, y a riesgo de que me cuelguen, planteo que la virginidad es un estado más mental que físico.
Niños: dejen su machismo y acepten que siempre que nos acostamos con alguien por primera vez somos vírgenes para esa persona. ¿Queda claro?
Pues no estoy loca y, como todos, aprendí (mal, por supuesto) que ser virgen es tener el himen intacto sin que lo haya atravesado un mal pensamiento. Ajá, ¿y entonces las que tienen prácticas sexuales por vías que se alejan de esta idolatrada membrana o las que mantienen relaciones con parejas con las que pueden compartir las faldas, siguen siendo vírgenes? A otro perro con ese hueso.
Además, si el cuento es tener el himen intacto, los hombres, que no tienen ese kit, no podrían ostentar el blasón virginal y menos las mujeres que hayan desportillado parte de esta "valiosa" pieza anatómica de manera accidental, por ejemplo, por un trauma en ese domicilio, sin la intervención de varón alguno.
Amigos, ¿qué es esa estupidez de mirar las sábanas la primera vez que están con nosotras? Tienen que aprender que los sangrados no dependen del grado de 'inmaculez' sino de la condición del himen. Ellos son como los jefes: los hay rígidos, que sangran poco; flexibles, que pueden no sangrar, y abiertos, que no sangran y nada tiene que ver con la virginidad.
Otra cosita: el dolor de ese día se relaciona más con el miedo, la falta de información, la tensión y la contracción de los músculos, entre otras cosas, que con lo 'intacta' que espera encontrar a su pareja. Eso tampoco es signo de nada.
Mis amores, las relaciones sexuales no implican necesariamente penetración. Eso es tan atávico como creer que las personas, y en especial las mujeres, tenemos más valor si no hemos visitado una cama en compañía.
La virginidad hoy tiene solo la importancia que ustedes le den al tema. Lo valioso es disfrutar la sexualidad sin ningún tipo de amargura. Así que al señor que me contó que al no ver la mancha del honor dejó de confiar en su novia, le digo que no se obsesione, que aclare sus cosas, porque tal vez nunca confió en ella. ¿Y saben una cosa? Aunque mi himen está roto, mi virginidad está intacta. Hasta luego.
(http://www.eltiempo.com/salud/noticias/ARTICULO-WEB-NOTA_INTERIOR-3491683.html)
Me ha parecido un interesante artículo. No sé si alguna vez se había hablado del tema (imagino que sí), pero la tal Esther Balac lo explica muy clarito para que todos los podamos entender.